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Por Azzurro 

Junio 6 de 2012

Millonarios no parece un club de fútbol. Parece
muchas otras cosas antes que un equipo hecho para ganar partidos y hacer goles.
 

Páez lo tildó de equipo de gitanos, sin sede, sin
casa. Lo describió como un equipo en ruinas que se alegra por tener un bus
mientras no tiene cómo desarrollar el talento de sus divisiones menores.

Los directivos lo ven como su juguete de
experimentación. Juegan a ser grandes empresarios del fútbol mientras firman
contratos a jugadores troncos por montos y duraciones absurdas.
 

Hay políticos que lo ven como vitrina para mantenerse
vigentes, saludar a los hinchas desconocidos de beso en El Campín y visitar
Madrid (España, no Cundinamarca) para cuadrar partidos de exhibición que son más
causa de vergüenza que de orgullo.

Los hinchas vivimos a Millos como un castigo divino.
Hoy por hoy es nuestra mayor razón de tristeza, preocupación e impotencia. ¿Qué
debemos hacer para que se tomen acciones en Millonarios YA y no en un mes? 

Y los jugadores… Los jugadores solo rezan. Ellos parece
que vinieron a Millos para encontrarse espiritualmente, pero no futbolísticamente.
Muchas cruces, pocos goles…Poco fútbol se les vio, pero sus capacidades
religiosas han brillado incandescentes…
 

Millonarios está eliminado de la Liga Postobón y hoy
perdió de nuevo en la Copa Postobón ante Bogotá. Entiendo que con ese
resultado, también hemos sido eliminados del torneo que ganamos el año pasado. ¡Qué
espejismo más macabro fue esa Copa Colombia!

Pareciera que no tuviéramos más remedio que unirnos a
los rezos de los jugadores. Recemos todos para que nuestro presidente tome
medidas ya mismo. Comenzar a recomponer al equipo el primero de julio es muy
tarde. ¡Tardísimo! Recemos para que los jugadores que se tienen que ir, se vayan
ya. Imploremos al cielo para que vengan personas que sepan de fútbol y le
quiten tanta inocencia a nuestro directivos. Oremos para que lleguen a nuestro
equipo jugadores con más capacidad de liderazgo y menos capacidad de pastores
religiosos. Recemos todos, amigos. Juntémonos, rosario en mano, para que la Sudamericana
no termine por enterrar la poca dignidad que habíamos recuperado en un 2011 que
a la larga parece nos hizo más daño que bien.


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Azzurro

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