Septiembre 19
de 2010
Por Azzurro
Es paradójico.
Durante años, miles de hinchas azules maldijeron su suerte por tener un
quinteto de dirigentes que parecían tener su propia agenda y que buscaban su
beneficio propio mientras alimentaban sus egos risibles a costa de Millonarios.
Solo durante las campañas de Juan Carlos Osorio y de Mario Vanemerak volvimos a
tener algo de dignidad. De resto, Millonarios no dejó de ser un equipo
mediocre, simplón y sin alma; invadido por jugadores mercenarios; quebrado y
lleno de demandas; carente de jugadores propios o provenientes de las
divisiones menores. Sin embargo, la hinchada siempre permanecía. Nunca se
ausentó.
Este año llegó
la supuesta salvación administrativa, encabezada por José Roberto Arango, quien
prometió salvar a nuestro equipo, en un par de meses, tal como lo había hecho
con otras organizaciones -como Paz del Río y Coltejer- en el pasado. La
esperanza volvía a la tribuna Embajadora. Con ilusión vimos cómo los antiguos
dirigentes salían y llegaba un técnico que parecía venir con ideas diferentes.
La hinchada, terca y soñadora, permaneció.
Hoy,
Millonarios está en el fondo de la tabla. El descenso es una posibilidad más
que real. Equipos, de todas las latitudes, vienen a Bogotá y se llevan los 3
puntos con comodidad, mientras los jugadores de Millonarios sonríen -no puedo
sacarme de la cabeza la sonrisa de Jonathan Estrada una vez terminado el
partido contra el Huila, como si la cosa no fuera con él- y muestran poca vergüenza ante el ridículo
que le hacen sufrir a la hinchada. Sí, la misma hinchada que no ha abandonado.
Arango dice que
lo administrativo está resuelto. Que Millos está al día y que la ruta de
salvamento está construida y desarrollándose. Que los antiguos socios ya no
toman decisiones y que hay un nuevo aire. Sin embargo, no hay equipo. No hay un
cuerpo técnico -que alguien le diga a Páez que Henríquez es más que Cichero,
que Amaya parece un muerto viviente y que Obelar jamás fue más que Delgado- que
sepa motivar y generar unidad en el plantel. No hay jugadores que sufran y
vivan la pasión Azul. Estos jugadores son mercenarios emblemáticos. Troncos que
no parecen entrenar durante la semana. Individuos solitarios que no logran
verse como equipo y que parecen solo pensar en su pellejo. No hay equipo. No
tenemos nada.
¿De qué sirve
estar al día, pagar los sueldos, tener futuro administrativo si no tenemos un
equipo capaz de ganar en su propio estadio? ¿De qué sirve que López, García,
Rendón, Robledo y Reyes ya no estén si la historia se repite aún en su
ausencia? El problema siempre ha estado y estará en la falta de amor por la
institución. Nos han dejado un equipo mediocre, sin jerarquía, al borde de la
B.
Así Arango sea
un mago, jamás podría haber salvado a Paz del Río si sus productos fueran
deficientes. Nunca habría podido sacar adelante a Coltejer si sus telas se
rasgasen ante la menor tensión. Ahora en Millonarios, así logre convertir a
Millos en S.A., todo será en vano si no hay proyecto, ni visión deportiva.
Amigos: como en los últimos años, no hay equipo, no hay proyecto deportivo.
Solo hay esfuerzos aislados, desarticulados que se basan en oraciones,
plegarias y suerte para tratar de salir adelante. Así están las cosas. Lo único
digno que permanece son los hinchas.
Es increíble
que aún me duelan las derrotas de los mercenarios que invadieron Millonarios.
Me duelen, pero no me avergüenzan pues estos jugadores no me representan. No
soy hincha de la mediocridad; no apoyo la falta de coraje y alma; jamás alentaré
a zoombies que no comprenden la grandeza de Millonarios y que se ponen esa
camiseta como cualquier otra. Parece que con los años me he vuelto es hincha de
la hinchada de Millonarios. Es lo único loable, grande y digno en la historia
reciente del Club embajador. Que dolor, pero que poca vergüenza.
Mi perfil en
Facebook:
http://www.facebook.com/home.php?#/profile.php?id=1180041707&ref=profile
Grupo oficial
del blog en Facebook: http://www.facebook.com/home.php#/group.php?gid=114942635715
Azzurro