Por Azzurro

 

Octubre 18 de
2009

 

Cada vez que se
acerca un partido de Millonarios, la ilusión terca vuelve a la hinchada más
grande de Colombia. A muchos no nos gustan varias cosas que ocurren en nuestro
equipo, pero nos dejamos seducir ante la posibilidad de una nueva victoria y
decidimos regresar a la peregrinación azul. 

 

Tengo claro qué
no me gusta de este Millonarios: No me gusta García; no me gusta que haya
desperdiciado la oportunidad de reconstruir un equipo deportivamente y que haya
repetido la fórmula perdedora de tantos torneos anteriores. No me gusta que
piense que a la hinchada no le incumben cosas como el costo de la transacción
de Estrada. Me gustaría que entendiera que este equipo es más nuestro que de él.
Así nos saque campeones del mundo, no me gusta esa postura de García.

 

No me gustan
que jugadores como Ciciliano, Casierra o Mera le estén quitando un puesto a
jugadores que se jugarían la piel por Millonarios. Lo repito, prefiero perder
goleado con los «pelados» en un proceso estructurado que con mercenarios que
corren unas y otras no.

 

En este punto
debo hacer una aclaración: Desde la llegada de León Darío, me quejé por su
presencia. Para mi era la materialización de la visión sesgada de los
directivos azules. Sin embargo, debo decir que es uno de los jugadores
destacados en los últimos partidos. Irónicamente, se le ve entrega, capacidad y
vergüenza en cada pelota que corre. En el clásico era el mejor de Millos, hasta
que García, increíblemente, decidió sacarlo en vez de sacar  a Valencia.

 

No me gusta que
la entrada de dinero sano y limpio a Millonarios esté estancada. Ojala los
socios, todos, entiendan que Millonarios necesita dinero fresco, ideas serias y
planteamientos a largo plazo. Con S.A. con venta, con nuevos socios, como sea,
a Millonarios hay que darle un alivio económico y administrativo. No somos
sostenibles…

 

Pero lo que
menos me gusta es que este Millos no enamora. No hay mística. Hace unos meses
García decía que sus jugadores le imprimían mística a la camiseta azul. Estuve
de acuerdo en ese momento, justo después del partido contra Nacional. Sin
embargo, creo que eso ya no es así. Que fue un hervor espontáneo. Jugadores que
ilusionaban ya son miembros permanentes de la banca (Vázquez).

 

Pero para no
ser tan quejetas, hay dos cosas que sí me gustan: Franco y Henríquez son la
demostración de que hay que darle la oportunidad a jugadores jóvenes,
nacientes. Cada vez que aciertan o se equivocan la gente entiende su proceso y
se les respeta. También debo decir que la hinchada de Millos es lo que más me
gusta. ¡Qué perseverancia! Ayer fuimos más que la hinchada del vecino. Casi los
doblamos. Para mi, la grandeza de Millos está en su historia, en su cantera
pero sobre todo en las graderías. Seguimos siendo una hinchada sin equipo.

 

Más allá de los
errores o aciertos de Córdoba, este Millos no enamora, sino que desconcierta.
Veremos hasta qué punto permanece e insiste nuestra pasión terca por
Millonarios…

 

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Azzurro