Abril 6 de 2009

Azzurro

Este domingo fue un día de victorias y de vergüenzas. Ganamos un partido clave para nuestras aspiraciones frente al líder del campeonato, mientras un grupo de criminales desadaptados agredía el bus de nuestro rival y uno de nuestros directivos hacia el ridículo en uno de los diarios más importantes del país. Vamos por partes:

La victoria de ayer frente al Cali fue una victoria al mejor estilo del Millonarios actual: sufriendo, trotando, rogando. Luego de mucho pelotazo y poca asociación, un cambio de frente magistral de Hurtado cayó en los pies de Sherman quien le tiró el balón a un Carmelo que atinó a empujar el balón al fondo de la red. Este fue un partido aburrido y desesperante. Los últimos diez minutos parecía como si de nuevo la victoria se nos fuera a escurrir entre los dedos. El estado físico de los jugadores hacía agua mientras el Cali trataba de sacar algo de fútbol para llevarse un punto de Bogotá. Esta vez la suerte estuvo con nosotros. Estamos vivos y eso es lo que cuenta. Si para ganar se debe sufrir así, que venga ese sufrimiento. Estoy listo.

Sin embargo, la dicha no es completa. Minutos antes del partido, un grupo de criminales disfrazados de hinchas azules atacaron el bus del Deportivo Cali causándole heridas considerables a uno de sus jugadores. Luego de varias conversaciones, el partido se jugó, pero en un ambiente enrarecido. Los hinchas azules de verdad no podemos sino avergonzarnos ante este tipo de actos. Estos criminales no nos representan. Queremos que se les encuentre y se les aplique la ley. El fútbol no es sangre, no es violencia, no es intolerancia. Aquellos que mezclan estas cosas con este deporte hermoso no son hinchas; son criminales rastreros que no deben ingresar a un estadio y que deben estar en la cárcel. Punto.

Para rematar, el diario El Espectador del día de ayer incluyó una entrevista con el Doctor Carlos Robledo, representante en el Comité Ejecutivo de Millonarios de la DNE, que francamente me hizo dar, también, vergüenza ajena y propia. Vergüenza ajena porque al oír a este señor uno entiende por qué Millonarios está como está. Con frases de gran prócer, el Doctor Robledo hace gala de su naturaleza: es un sirviente público que sabe mas bien poco de fútbol, que ocupa un cargo directivo en Millonarios no por hincha (es hincha del América) ni por inversión propia (representa al Estado), y que cree que todo el mundo es responsable del desastre reciente que es Millonarios, menos él. Según dice, Quintabani se debe ir por la tragedia de este campeonato. Se le olvida que estando él, Robledo, como directivo de Millonarios, el equipo ha dejado de clasificar a las finales por varios torneos seguidos. Según él: «Los directivos hemos adoptado las decisiones que hemos considerado mejores. Creo que lo único que nos faltaría es ponernos el uniforme y jugar, y de eso no se trata.» Hágame el favor…

Me da vergüenza propia porque estos son nuestros directivos. Cada uno con su agenda; cada uno con sus pretensiones. Este tipo de personajes tienen voz y voto en los comités de nuestro equipo y mientras sigan viendo a Millonarios como el vehículo de sus mezquindades estaremos perdidos.
 
Con seres así en las directivas del Club, JAMAS saldremos de esta situación profundamente dolorosa y vergonzante. Qué dolor me da. Millos sigue pagando las penas y culpas de un pasado lleno de errores y excesos. La presencia en Millonarios de personajes como Reyes y Robledo son el recorderis de los pecados pasados de nuestro amado equipo.

Ojala pase pronto la mala noche y estos personajes se dediquen a lo que saben hacer y dejen de vanagloriarse de lo que no son, de lo que no les pertenece.

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Azzurro