Marzo 7 de 2009

Por Azzurro

El fútbol tiene un altísimo componente de magia. Al trabajo, a la lucha, a la técnica y a la entrega siempre se le tiene que sumar la magia para que los equipos sean grandes y se ganen el corazón de su hinchada. A este Millonarios, además de notársele poco trabajo, lucha, técnica y entrega, no se le ve ni una onza de magia. Nada.

No nos digamos mentiras: todos los partidos de este torneo han sido 90 minutos de pura incapacidad por parte de nuestro equipo. Millonarios no enamora, no mete miedo, no juega fútbol. Tenemos una defensa terriblemente débil y del medio campo hacia delante parecemos un equipo de colegio. No somos profundos, no hay juego colectivo. La técnica no existe y solo utilizamos los pelotazos para tratar de generar peligro.

Hoy perdimos ante el colero del campeonato jugando igual a como lo hemos hecho desde que este torneo comenzó. No hay absolutamente nada para resaltar. De pronto las ganas de Valencia y la vergüenza de Cuadrado; pero de resto, Millonarios es simplemente un equipo sin alma, sin magia.

Lo de Robayo es una tragedia griega (y él que soñaba con equipos en el exterior…). Los delanteros parecen almas en pena merodeando al lado de las sombras de los defensores contrarios; ni sueñan con que les llegue una pelota clara. La defensa no funciona y se le mete todo lo que le tiren por arriba. La creación simplemente no existe. Ni Marinelli, ni Estrada han mostrado la jerarquía que se requiere para echarse este equipo al hombro (aún no me atrevo a calificar a Sherman). Bedoya tiene momentos interesantes, pero volvió a ser el jugador que siempre termina amonestado (hoy expulsado al terminar el partido) y que parece más en un ring de lucha libre que en una cancha de fútbol.

¿Y Quintabani? ¿Alguien sabe algo de Quintabani? ¿Tenemos técnico?

No juzgo a aquellos que creen que la única solución que existe para cambiar la situación de Millonarios es dejar de ir al estadio. Creen que vaciar las graderías del Campín sacará corriendo a los dirigentes (¿Cuándo se irá de Millonarios la DNE?).

No creo que dejar de ir al Campín sea la solución. Siempre he dicho que para mi lo más grande de nuestro equipo es su hinchada y que abandonar el Campín sería terminar con Millonarios. No dejaré de ir partido tras partido, pase lo que pase. Pero soy franco: esto que está haciendo el equipo de Quintabani no es jugar fútbol. No hay magia. Quienes vamos al Campín todos los domingos queremos un poco de magia, de emoción, de ilusión. Si estos jugadores -que parecen muertos vivientes- no nos van a dar por lo menos una razón para ilusionarnos, no me sorprenderé de ver cómo el Campín se irá desocupando (la asistencia del partido contra Cúcuta ratificó la grandeza de esta hinchada). Hoy día no tenemos un equipo de fútbol; lo que tenemos es una demostración de incapacidad grupal. Y sinceramente, cada vez hay mejores cosas que hacer en Bogotá que ver este paupérrimo show que propone el equipo de Quintabani semana tras semana. ¿Acaso quieren desocupar el Campín?

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Azzurro