Jáider Romero llegó a Junior en el 2007 con la difícil tarea de reemplazar a Hayder Palacio, uno de los mejores laterales en la historia del conjunto rojiblanco. El joven vallenato, que en ese entonces tenía 24 años y llegaba proveniente del Valledupar F.C. se consolidó en el equipo titular y siempre se caracterizó por su disciplina y gran entrega al club. Año tras año diferentes jugadores llegaron a pelearle la posición: Sergio Otálvaro, Jamell Ramos (en dos oportunidades) e Iván Vélez (quien terminó jugando por zona izquierda) lo intentaron, pero los técnicos de turno siempre prefirieron a Romero. Incluso, alternó la titular con Palacio, a quien él mismo había reemplazado cuando éste fue a Deportivo Cali. Actualmente tiene contrato con Junior, sueña con tener una oportunidad más en el equipo de sus amores y aunque todos los días asiste a los entrenamientos, el club no lo deja entrenarse junto a sus compañeros. ¿Cuál es su historia?
Todo comenzó en septiembre del 2013, luego de un partido frente a Cúcuta, Romero le manifestó Carlos Rolong, médico del plantel, que no soportaba una molestia en su espalda, semanas atrás se había luxado uno de los dedos de su pie izquierdo, pero siguió jugando por varias fechas seguidas y esto terminó provocándole una sobrecarga en los músculos de la cadera. En ese entonces el cuerpo médico de Junior diagnosticó al jugador con un lumbago (dolor en la región lumbar) y luego de descartar alguna fractura, le realizaron una resonancia magnética en donde se encontró que el vallenato tenía espondilolistesis, condición donde una vértebra de la columna se encuentra levemente fuera de la posición apropiada sobre el hueso debajo de ella (muy diferente a hernia discal).
Desde ese entonces, el club prácticamente se olvidó de Jáider Romero. Debido a su incapacidad su contrato se renovó por un año más y su recuperación quedó a cargo de la Administradora de Riesgo Laboral (ARL) Colmena, donde las citas eran cada vez más demoradas y era atendido por médicos no especializados en deporte. Esto motivó al jugador a costearse por sus propios medios diferentes terapias y viajes a otras ciudades para poder ser atendido por personal capacitado para el tratamiento de su lesión. En uno de sus viajes y citas (que pagó de su bolsillo), fue atendido por el Doctor Javier Fernández, (quien fue hace varios años médico de Junior y es una autoridad en el tema a nivel nacional) y luego de revisarlo llegó a la conclusión de que la espondilolistesis no era ninguna limitación para que pudiera seguir jugando fútbol, esta era congénita, es decir, Romero había nacido con ella y nunca había significado un impedimento, tanto así que el jugador ni siquiera sabía de su existencia, ¿por qué no se percataron cuando llegó a Junior?, así como tampoco lo hicieron en Valledupar F.C., Real Cartagena y las divisiones inferiores de Atlético Nacional.
El médico Fernández estableció que la lesión de Romero era completamente muscular y que en nada tenía que ver la espondilolistesis, por lo cual le ordenó realizarse durante quince días terapias junto al cuerpo médico del equipo, que incluían trabajos de fortalecimiento de cadera, fisioterapia y algunos ejercicios específicos. Empero, al volver a Barranquilla el jugador vio como el club le dio la espalda, no sólo no le ayudaron en su recuperación, si no que ni siquiera lo dejaban entrenar junto a sus compañeros. Actualmente Romero se encuentra apto para jugar fútbol profesional, pero es la hora y sólo tiene permiso para realizar el calentamiento con el resto de la nómina, después sencillamente lo separan del grupo.
A Jáider le pidieron ir a la Junta Regional de Calificación de Invalidez donde ratificaron que su condición es congénita y no es un limitante para jugar fútbol, la Junta Nacional coincidió con lo que había dictaminado la Regional, luego Héctor Fabio Báez (gerente deportivo del club) le solicitó el alta médica por parte de la ARL con la promesa de que al entregarla podría entrenar con el resto de jugadores, pero esto no sucedió, Jáider realizó parte de la pretemporada y luego lo volvieron a apartar del plantel. Solicitarle el alta médica fue sólo una excusa para poder cancelarle el contrato en diciembre.
“No quiero decir nombres pero Jáider está mejor que muchos de los que ahora mismo están jugando. Los médicos del equipo saben que él puede jugar, ellos mismos lo dicen, pero donde manda capitán no manda marinero y ellos sólo se acogen a lo que digan de arriba (los directivos)” me comentó un exjugador de Junior, que fue compañero del lateral derecho nacido en la capital del Cesar.
“Lo que más me duele es que desde el momento de la lesión nadie del club me ha llamado a preguntarme cómo estoy, cómo va mi recuperación, ni nada. Hasta me dijeron que si quería no asistiera más a los entrenamientos e igual me seguirían pagando, pero obviamente no acepté, yo sigo entrenando con las mismas ganas, sólo quiero que me dejen jugar, quiero una oportunidad para que el profe Alexis pueda verme y que sea él quien decida si quiere contar conmigo o no. Que me aparten del resto de mis compañeros todos los días es algo que me parte el alma” manifiesta Jáider Romero.
Pero todo el calvario no acaba ahí, pues desde su lesión y sin ninguna explicación, Junior no le cancela a Romero la totalidad del salario pactado, lo cual le ha generado varios dolores de cabeza al jugador, que aparte de tener que pagar por sus propios medios gran parte de su recuperación, ha tenido varios inconvenientes con un crédito que tiene para pagar vivienda, debido a que sus ingresos han disminuido considerablemente.
Todos los técnicos que llegan preguntan por el lateral vallenato, pero el cuerpo médico dice que no puede entrenar y ahí muere el asunto. Recientemente Báez le comentó al jugador que había hablado con Fuad Char sobre su situación, pero que al consultar con uno de los abogados del Grupo Olímpica, éste había recomendado no reintegrarlo a los entrenamientos del equipo, dado que podía volver a lesionarse, pero ¿qué puede saber un jurista sobre la condición física y médica del jugador?, debieron darse a la tarea de consultar con un experto en medicina deportiva y no con alguien que piensa más en la parte contractual que en la salud del deportista.
No entiendo por qué a Iván Vélez, el club le brindó todas las facilidades para su óptima recuperación (que parecía imposible) y no hizo lo mismo con Jáider Romero, quien llevaba al momento de lesionarse siete años en Junior, en los cuales había conseguido dos títulos. Aclaro que no estoy en contra del gran apoyo que se le brindó Vélez, quien me parece un gran ejemplo de superación y un buen jugador, era lo menos que podían hacer por él. Mi inconformismo es debido a que no los trataron a ambos de la misma manera. A Iván le pagaron los mejores especialistas y su recuperación estuvo a cargo de personal médico y deportivo de la más alta calidad, a Jáider lo dejaron a la suerte de una aseguradora.
Durante la pretemporada y a pesar de estar casi dos años sin jugar un partido profesional, Jáider fue el mejor de los laterales en las pruebas de velocidad y los tests de saltabilidad. El vallenato es enfático en decir que lo único que el anhela es una oportunidad, desea poder entrenar junto a sus compañeros y que el técnico pueda observarlo y decidir si cuenta o no con él.
Entre otras cosas, a Junior no le sobran laterales derechos y menos en un semestre donde se disputan tres torneos simultáneamente. El único remplazo del habitual titular Vélez es el juvenil David Murillo.
Desde el 14 de agosto y hasta el 21 del mismo mes se encuentran abiertas las inscripciones en la DIMAYOR para aquellos que como en el caso de Romero, no alcanzaron a ser inscritos por ningún club, ¿por qué no aprovechar e inscribirlo?, nada se perdería con eso. A los dueños del club les encanta traer jugadores que vienen de turistas a la ciudad, tipo Emanuel Perea o Marcelo Macedo, entonces es claro que les gusta regalar la plata (de ellos, al fin y al cabo). Pero el caso de Jáider, ni siquiera es cuestión de dinero, de todas formas le están pagando, ya es conocido por la afición y mejor tenerlo a él y no a algún extranjero que venga a ganarse la plata fácil (por no utilizar otros términos).
Muchas gracias por leer. Hasta pronto.
Por: Miguel Elías Pumarejo Sánchez
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