Junior ganó, pero sufrió sin necesidad

Con la expectativa de mostrar su juego en el majestuoso Roberto Meléndez y ante la mirada de no más de 17 mil espectadores (lastimosamente), salía el Junior de Barranquilla, con un once titular al parecer para brindar un fútbol exquisito, acostumbrado a verse en el Metropolitano. Los nombres de Michael Ortega, Edwin Cardona y Vladimir Hernández anunciaban una noche de alegría y de goles, contra un Once Caldas que se hace fuerte nadando en aguas caribeñas y que además, venía de ser vapuleado como local ante el Deportivo Cali con marcador de 3 por 0.

Pero antes de entrar en materia y para escribir sobre el encuentro, desglosaré este partido en dos capítulos, denominados, primer tiempo y segundo tiempo.

Muy temprano la agresividad del cuadro «tiburón» rompió la paridad. Edwin Cardona y Michael Ortega, al minuto 13, demostraron que en el fútbol hay que derrocar los odios y lograron juntarse en una pared para que el primero definiera pero el arquero rival reaccionó y apareció el nacido en Arauca, Vladimir Hernández para devolver, de manera acrobática, el balón al área para que Luis Carlos Ruiz marcara de cabeza el único gol del encuentro y el segundo en su acumulado en el campeonato. Minutos más tarde, Michael Ortega le propinó un caño a su marcador y le dio en bandeja de plata la pelota a Vladimir pero por centímetros no se cantaba el segundo gol. Hasta ese momento todo era felicidad en Barranquilla.

A propósito, es destacable la labor que viene realizando Samuel Vanegas, he sido uno de sus detractores, pero en la vida hay que reconocer cuando hay esmero, y eso es lo que está sucediendo con el antioqueño. Si la «madurez futbolítisca» llega a los 37 años, Vanegas no la debe desaprovechar, porque el próximo 8 de septiembre los cumple. Otro de los de mayor reconocimiento es Andrés Felipe Correa, sin mucho bombo, y bien discreto viene haciendo las cosas bien, al igual que el «Carachito» Domínguez, hace rato no se veía un buen lateral en Barranquilla, que entendiera el equilibrio que hay entre marcar y atacar. Y sin duda, otro de los resistidos de la afición, Edwin Cardona, viene tomando importancia en el sistema táctico de «El Zurdo», se le ve más dinámico y comprometido con la marca, algo que el semestre pasado ni por equivocación realizaba.

La sorpresa de todos fue la no presencia de Vladimir en el campo. Desde ese momento, y como pasó en Envigado, cuando «El Zurdo» López sacó a Tressor, se desencadenó otro partido. Comenzamos un primer tiempo como equipo grande y se remató como el equipo de Alexis García, sin alma. Solo dos opciones claras de Edwin Cardona, una de ellas un penal no sancionado a su favor fueron los registros de los rojiblancos en las estadísticas. Luego de esto, el Once Caldas tomó un protagonismo que jamás tuvo en el primer tiempo. Puso en riesgo el arco de Sebastián Viera en más de tres oportunidades, desdibujó la buena presentación del Junior en la primera mitad y si no es por el tiempo, se hubiese llevado un empate de Barranquilla. En definitiva se sufrió sin necesidad.

El Caso Ruiz

El momento de Luis Carlos Ruiz, tiene sus pro y sus contras. Primero destaquemos lo beneficioso. Para la hinchada, para el equipo y para el samario es importante que comience a brindar confianza, y poco a poco a mostrar que si tiene sangre para el fútbol. Lo malo y paradójicamente, al estar Ruiz en ese momento sublime con las redes, se podría predecir que los directivos caigan en la tentación se hacer caso omiso a la necesidad de tener un delantero neto, de raza. Para mi y sé que para la mayoría, Ruiz no es ese definidor de cuna, el no es mal jugador, pero si es intermitente con su juego. Hasta el próximo viernes 9 de agosto se cierran las inscripciones y solo se rumora que un brasileño de «talla internacional» podría ser la carta goleadora.

Ahora se viene un encuentro por Copa Postobón, se vienen los octavos de final, Junior recibe como local, precisamente el día en que cumple 89 años a Millonarios.Ojalá al técnico argentino no se le dé por ensayar sus absurdos cambios, porque además de que le llegarán llamadas y mensajes no tan amigables a su celular, también les dañará el cumpleaños a una afición que ama y sufre por el Junior de Barranquilla.