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CONTRA LA CORRUPCIÓN

En Envigado 2, Junior 1


«Cuando ves al mismo tiempo Atlético vs.
Barcelona y Envigado vs. Junior te das cuenta de que árbitros muy malos hay en
todas partes…
«

 De @PinoCalad


Un país que se deja narrar por mediáticos faroleros, un
país que se narra por sus signos corruptos y para rematar un país que se
desgaja en estupores, en discordancias, en injusticias y en delincuentes (disfrazados
de gentes de bien) que derraman un bajo profesionalismo en lugar de un gran
trabajo coronado por rasgos éticos, responsables, justos y coherentes con un
espectáculo de fútbol.

 

Me acuerdo que mis papás me enseñaron
que por más que las cosas salgan mal, tenía que llenarme de valores honestos y
amorosos para hablar y actuar con verdades, y dichas ésas, tenían que serlo
porque sus alcances no dañarían a los demás, a mis receptores.

Que, inclusive, no me dejaría llenar por
la rabia ni por la agresión, pero tenía que decir mis verdades a pesar de que
pudiesen existir contextos y sujetos, que estarían llevándome la contraria.

Que el mundo me mostraría eventos,
sujetos y acciones injustas y que si quería opinar sobre ellas, tenía que
hacerlo manejando la coherencia y la cohesión de mi espíritu leal a Dios y
repito: unido a la verdad.

Sin embargo, vivo en un país, mentiroso,
hipócrita, de desvalores y antivalores y este, fue el que me tocó.


Sé que este post
tiene visos de queja, melancolía, de gritos de amor y de justicia. Sé que es
una columna deportiva donde no se suelen decir estas cosas que ya he dicho,
pero, lo de hoy en la Ciudad de Envigado, en su pequeño estadio, Junior consiguió
una afrenta, una quizá -psicoanalíticamente hablando-, una vendetta, sí. Venganza
por sus buenas y sólidas actuaciones anteriores, creería pues que no se trata
de elaboraciones administrativamente sanas, sino de un desperdicio de la moral zapping, como se llamaría una
tendencia de la sociedad sucia colombiana y discordante, una que hoy es así y
mañana otra cosa, una que se acomoda a grupos y a intereses underground, tipificadas por la doble
moral, en este caso deportiva
.

Nuestro querido Junior llegó a tierras antioqueñas
con ganas de llevar a cabo un partido muy especial en el rentado colombiano;
Junior acusa prisa pues el descenso es una urgencia que hay que atender.
Necesita ganar y obtener puntos ante sus rivales colombianos -en buena lid-, y saber
sortear el apretado y competente sistema de presión intenso que se juega en la
Copa Libertadores.

Pero no ocurrió hoy (27-02-12) en el Polideportivo,
lo que se desea de un campeonato dizque muy claro y deportivamente correcto;
pero tampoco fue un espectáculo pues un árbitro se tiró el partido (como cuando
se precipitan de los árboles las serpientes que se arrastran por los suelos) y,
se destruyó aún más, la credibilidad histórica de una Dimayor que cada vez
vomita lenguas de fuego desaforado; pero nada, pues ningún diccionario ni un manual
de ética diseñado por monjes vírgenes, ni siquiera una agenda global de DDHH
redactada por ángeles, hubieran imaginado una pornografía deportiva, una dieta ilícita
hacia la alta moral y mucho menos un montaje tan evidente y claro de un guión descarado
-que sin previo ensayo de actuación por parte del árbitro éste-, con un
performance mediocre y típico de un perseguido por Sherlock Holmes, procedió.

No quisiera meterle política a esta columna, pero
me unto de ella a diario en mi país, y veo que algunos personajes siguen
actuando con lesiva manera dañando la ya, inmarcesible moral nuestra. Pero, lo
de hoy, tiene percepciones y rasgos de una semiótica
de la delincuencia calañera
que se ha atravesado por los vericuetos de una
nación desleída en sus órdenes por un sol calcitrante de la fermentación social
que estamos viviendo.

La Dimayor tiene que intervenir el espectáculo
futbolero y proteger las conciencias deportivas normales y decentes que aún
quedan en Colombia. El alcance político deportivo tiene que llegar a esos
altares pues la educación es también propósito de sus terrenos y no solamente
las gramas, las estéticas de sus corbatas y los camerinos secretos donde se
cocinan los guisos de las injusticias.  

Un equipo que llegó de la principal ciudad del
Caribe colombiano con una nómina profesional, esperanzado en JUGAR fútbol como
lo hizo esta semana en Santiago ante la U Católica donde con empuje, con
valentía y fútbol coordinado e imperativo (en el 2do tiempo claro), consiguió
un honorífico empate, son signos que a mi parecer definen el fútbol
contemporáneo; Junior llegó pues, a su partido y lo partieron estructural y
funcionalmente con unas decisiones amañadas, unas indecisas -corrijo- maneras tipificadas
por un bloqueo infame, como si un partido con carácter de A, fuese de estilo Z
por parte de un árbitro muy poco -qué digo- nada profesional.  

Sólo les
pido a mis lectores, que no se dejen ganar por las gentes de mal de este país,
ni de las instituciones que lo patrocinan. Tampoco se dejen caer y derrumbar
por las tristezas pues de esos dolores e injusticas es que se toman las mejores
tabletas contra el mal para actuar bien. Que ojalá Barranquilla y el Caribe
colombiano no soporten nunca un espectáculo como estos, que en Colombia nos
vamos reguardando de esas complicaciones contra el bien actuar; y que somos de
talla, afortunadamente los Junioristas y que nuestro amor está por encima de
los vagabundos del fútbol aceptados y patrocinados institucionalmente.


Chulespe volverá.

https://twitter.com/#!/Chulespe2012

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http://www.solojunior.com/jesuacutes-pineda-patroacuten.html

 

 

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