JUNIOR 1, TOLIMA 2

No
había que hacer tanto alaraque para presentir el resultado final. Lo presentí
cuando a la salida de Vladimir el Junior estaba firmando una gran ridiculez y
por otro lado, en lo que me concierne a mí, iba a estar escribiendo lo que
estoy diciendo.

Además,
con esto de las redes sociales, tan modernas y tan pizpiretas, tan bacanas
mejor dicho y sobre todo tan útiles a nivel informativo, muchos usuarios de los
que tienen la @ por delante irían a estallar de saudade, de rabia y los más pesimistas, en pedirle la cabeza a
Cheché. Otros, los más optimistas y respetuosos, dirían, «Quién fue el mejor
jugador de Junior?» ¿Cómo le pareció el papel de Gio en el encuentro?

Otros
dirán que la crítica en Barranquilla es muy superficial sobre todo la que
muestra Twitter; son subjetivas, descriptivas y amañadoras; no ven más allá de
sus trinos el verdadero arroyo que inunda las estructuras de juego de nuestro
Tiburón.

No
es para menos, pues Junior al igual que muchos de sus hinchas, hizo otro
papelón en el Metro. «Tras que tras que» como dirían por ahí, como dicen los
futbolistas cuando los entrevistan en la radio y en la tele, «por ahí», si por
ahí, Junior se montó en un bus sin sentido ya que el Trasnmetro se le pasó hace
tiempo. Ahora entendemos el por qué la gente no va al estadio: quizá son más
honestos que los que van; he ahí el secreto escondido, son más los que no van que
los que van.

De
pronto no somos hinchada que nos parezcamos a las inglesas o alemanas, que de
todos modos asisten al estadio -a pesar de que sus equipos pierden-, pero somos
una hinchada, dirían muchos, que habla con silencios, con ausencias y esa es
una manera de hablar también, de estar en desacuerdos con la dirigencia
administrativa y técnica del equipo. De pronto no es la mejor manera, pero…

Con
este panorama crónico -muy hiperbólico hacia el fracaso, diría yo-, la clasificación
a los 8 de Colombia está en veremos. Y los que saben de estadísticas echen
número y los que no a poner velitas, no en las puertas de sus casas, sino en
los altares privados y a rezar se dijo brother
pues la puerta se cierra para la fiesta final.

De
papelones -dijo alguien «por ahí»-, está hecho el hombre, pero se le olvidó
decir que el Junior también está hecho de ese material cuando Cheché no sabe
hacer cambios en la alineación. Ante Tolima, se le olvidó lo que él mismo había
creado en otras presentaciones; Vlado es un hombre multifuncional que trae y
lleva el futbol en su corazón, es un crack que entusiasma, que impacta y
contagia a sus compañeros, de izquierda como central o derecha el GRANDE
funciona… y no digo más, y ¡sacarlo! No hombre no. Cambio y fuera man.

Es
que la noche en que el Tolima llevó dos hinchas, sí como lo oye, dos hinchitas a
una tribuna del gran Metro, apartados como visitantes de un cementerio gigante
y lúgubre, alimentaron los 90 minutos a su equipo y fue ahí cuando de tristeza
los hinchas tiburones nos reíamos, hasta nos burlábamos y terminábamos
admirando la fuerza, la entrega y la solventes de unos hinchas aguerridos cuya
esencia digna se las traspasaba a los jugadores en el campo, pues Tolima es de
cuidado, es de pases rápidos, octagonales diría un novel narrador de radio, «sí
claro al octagonal van derechitos».

¡Qué
ejemplo de actitud y de berraquera este Tolima, nunca bajó los brazos!

Pero
no seamos egoístas ni mezquinos, y mucho menos mensos ni lengua largas, pues a
Junior toca darle otra espera en Techo, en el Atanasio y en fin, cada fecha
para que nos siga demostrando sus quilates, su coordinación, su lenguaje futbolístico
coherente que tanto ha demostrado… ¡bah! Una vez más le pido a mi equipo
trascendencia en su fútbol.

Sigamos
pues esperando su recuperación de nuevo, sus ansias de hacer las cosas bien
para que sigamos asistiendo al Metro, con alegría y fe de que nuestro equipo
cada vez más se parece a aquel equipo que nunca perdía en el Romelio.

¡Sí
cómo no!

 

Sigamos tapando el sol con un dedo. Nuestro equipo necesita
mucho trabajo tanto en la ofensiva como en la defensiva; increíble que a boca
de jarro Ruíz, Gio, Paez (cuando juega) se boten goles y nuestra honorable
defensa se parezca más a unas barricadas de películas infantiles.

Seamos serios nojoda. ¿Por qué no mantenemos el nivel que
traíamos con victorias en serie? Y traíamos hasta demostraciones de juego
bonito, y convincente. Dudo ahora que podamos entrar entre los ocho, pues ante
tanta discontinuidad e intervalos en nuestro juego, ¡jamás!

Chulespe
volverá.