Junior perdió el partido que tenía que perder.
Esa es la respuesta que alguien me dijo en el oído -cuando me gritó al terminar el partido irrumpiendo las ruidosas voces repletas de comentarios-; me encontraba en un bar bogotano observando, qué digo, disfrutando del fut caribeño de mi Junior, ante Gremio.
La algarabía era intensa en el recinto al igual que carnavalesca pues Junior es sinónimo de fiesta, aunque pierda. Y sobre todo, como perdió hoy, jugando como equipo grande que es, sin ni siquiera mostrar un ápice de debilidad sino enfrentando su étnica condición de ser Caribe, su estirpe guerrera, ésa que en el rentado Local, le ha faltado.
El resultado me consuela después de ver a mi Tiburón correr, pelear, jugar pelota, desperdiciar goles y dejarse meter dos goles de un Gremio que se llevó los tres puntos en un partido, cuyos límites de creación de un Junior se extraviaron en la lotería de un juego inesperado y exótico pues el Junior mostró su estructura ordenada, valiente y arrecha… y que se desprendió de un letargo, flojo e inconvincente juego para convencer a su hinchada: que no tuvo miedo y que por momentos, casi muchos, le jugó de tú a tú a un fut gerais brillante y hermoso como el brasileño.
Supo a qué fue al Brasil. Lo sabía porque su superioridad en el grupo estaba en juego y, además, el encanto de su trayectoria, breve en la Copa le hacía coronarse con un engreído primer lugar ganado a punta de victorias inobjetables.
Sin embargo, en medio de las poéticas jugadas que lució el Tiburón, se desmoronó en el segundo tiempo pues sus defensas, ¡ay! sus defensas aún conservan el aliento de los rancios procesos que tardan en madurar. Pero bueno, carajo no es para tanto, ya que el Tiburón demostró que el fut colombiano está para grandes cosas cuando los pies de un rojiblanco se vuelven estandarte del mismo.
Fue una derrota que no dolió porque el bouquet se quedó en nuestra conciencia y prospectiva, se quedó impregnando un futuro bacano, lleno de detalles y de una apariencia sólida que permite la confianza y la creencia. Aunque las preguntas nunca faltan: ¿Por qué Juega Junior así en la Copa y no en el rentado Local?
¿Qué le hace falta a Junior en el campeonato colombiano?
Respuestas que están por ahí regadas y que Quintabani y los jugadores deben responder con acciones.
Menciones especiales a Fawcett (el del primer tiempo) al igual que Otálvaro y Romero. A Bacca por ser un toro en el área. A Gio por su arrechera. A Barahona, a Valencia, a Almeida pero en especial un fuerte reconocimiento a Viera.
Me parece que era partido para Ruíz, lástima lo quisimos ver.
¿Páez?, ¿Viáfara? ¿Cómo andan con sus lesiones?
Ya en Quilla nos queda palpitar la otra semana la espera de Huánuco en el Metro,
¿Será ceviche?
Chulespe volverá.