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JUNIOR 2, O PETROLERO 1

Con una disposición lineal casi de mesa servida, Junior aprovechó la entrada de Bacca,
el bacán de Puerto Colombia,
para pasar a la segunda vuelta de la Copa Libertadores en el Metro, tras los goles de este estético
delantero.

Una mesa decorada con una comilona anunciada, quizá siendo la cena más promocionada de la Copa, pues
la confianza basada en los partidos anteriores del equipo Tiburón,
se podía repetir como plato fuerte, ajá, con el mismo postre
y los mismos vinos: un 2 – 1, repetitivo, imitado si se quiere, porque tanto los comensales y los mirones
– o sea nosotros en la tribuna-, iríamos a cantar de nuevo las glorias dulces barranquilleras; así fue.

Junior en el primer tiempo fue destejiendo su estilo que buscó afanosamente, pues no se encontró sino
por ahí por los cantillos y aristas de la mesa; un Gio desbordado en ganas y un Paez extraviado, un Cortés
con empuje pero que no alcanzaba a saborear la entrada y un Sherman desacertado para agarrar los tenedores
y morder la presa. La defensa mostrando una debilidad también anunciada.

Sólo cuando la mesa se transformó, Bacca, el otro invitado que estaba degustando su banca entró y mordió
de una manera elegante, claro y como siempre, dibujando su danza caribe,
coqueteando un canto de sirena y ¡zas! apareció la primera mordida
a la presa mediante una acción creativa y plausible, anotando el gol, sí, uno de los goles de su estilo,
cortando con el mejor filo de su cuchillo las 18 y empujando su perfil hacia el mejor brillo de la alegría
tiburona.

 

Bacca.jpg

La mesa se desordenó en algarabía y Junior impuso su toque y sus salidas contragolpeadoras
cuando Sherman recuperando su hambre estilística, con un Fawcett atrevido y como siempre
alimentando la delantera con sus extraviadas y alocadas perfectas.

A Quintabani se le veía mirando
una obra de arte satisfecha y conrariamente, un público, corto, breve en asistencia pero festivo, alentó y cantó
el segundo gol ante una falta boliviana en el área más degustativa de la mesa,
que el juez la interpretó como penal.

El equipo boliviano se vio disminuído ante una expulsión, jugó como grande y por momentos más que Junior,
pero no solventó su arraigó con la victoria; le faltó, como dicen los expertos jerarquía (palabra mal empleada, yo usaría categoría) o categoría, le faltó decisión a pesar de que
opciones para cambiar el menú las tuvo y por variadas ocasiones, pero Peto, se portó como el guardían
requerido en las gestas importantes como ésta.

Junior clasifió a la ronda de los grandes aunque se vienen fulgurantes enemigos de fortaleza y calidad
suramericana: Cruzeiro, Estudiantes, tal vez Colo Colo, en fin, que tendrá que superar, a lo mejor con su repetitivo 2-1
y con un Paez, Bacca & Cia conectados hacia gourmets futbolísticos de más valía.

Felicitaciones Quintabani, pero ¿qué será lo que pasa en la liga colombiana con esta misma nómina que no ganas?

Esa es una respuesta que le debes con acciones positivas a una afición que hoy no te acompañó como debía ser;
la gente está reflexionando tu papel ambiguo, y como hincha te decimos que seas coherente en ambos torneos.

Esperaremos entonces a cantar de nuevo tus glorias.

Gracias por decir con fútbol que los colombianos valemos y mucho, en el concierto de Suramérica.

Chulespe volverá.
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