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JUNIOR 1, TOLIMA 0

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Una noche para recordar esta del triunfo Tiburón sobre el equipo Pijao.
Una noche que brillará en los corazooooones pues tienen esperanza, tienen
un legítimo latir que palpitará en los próximos juegos

¿Por qué? pues los momentos de futbol que Junior brindó
son la prueba de que se puede creer en un trabajo de Quintabani.

Pero ¿cómo es ese trabajo? ¿Cómo es un trabajo cuando el equipo
no se desbarata en su totalidad como en otras gestas?

Hay que mejorar estructuras y bloques. La defensa aún en ciernes presenta
signos peligrosos para los que sufren del corazón. Es cierto, el armario
defensivo fue improvisado, casi artesanal sin consistencia industrial.

Las ausencias de los brodes Valen, con su hermandad laboral y amistosa profesional
en verdad, juegan al amor de ser los mejores… y eso no lo tiene cualquiera y
es un signo de talento, valor y seguridad que creo, ningún equipo ahora, se
da el lujo de poseer. Eso es una ventaja, ¿es estratagema?

El partido fue bueno, enredado en el primer tiempo pues los dos equipos se armaban a punta de emocionalidades
animalescas, con faltas, chispazos salvajes, faltas pendejas y contragolpes espontáneos y sin sentidos
dirigidos.

El segundo tiempo fue para nuestro Junior que supo leer las arbitrariedades geniales del Pijao
de las que hay que temerles ¡Claro que sí!, y supo con sencillez amarrarlos en el medio, pues Amaya, Barahona
y algunas veces Jossimar, pusieron la tranca y metían bacilones cumbiamberos que le dieron resultado al Junior.

Un objeto que gustó de Junior y que lo empleó varias veces en el juego, fue  dejando que el Tolima
lo atacara para atacarlo a éste, en contragolpe y entonces el Junior parecía visitante… jajaja, qué risa
me daba esa jugada en la que Quintabani creo, fue su diseñador … el Tolima terminaba alcanzado, agotado
y se abría como cual presa débil. El regreso de sus fichas era minusválido.

Con esa táctica sumada a los papeles individuales de Gio (incansable luchador y aportador de juego), Amaya (valiente y preciso), Fawcett (despierto  e inteligente, limpio), Viera (mejor y cada vez siento positiva confianza),
Bacca (crack, artista, y mago), Otálvaro (un pragmático disciplinado), Almeida (serio pero un tanto trasbocado en la recuperación y salida), Macías (silencioso), Barahona (aplicado y aguerrido, le falta un tanto de técnica para parar balones de espalda), Jossimar (juguetón, crack unas veces y torpe otras), Paéz (luchador, olfativo al gol, le toca aprender más pero su andar es de grandes)… son performancias elogiables que avecinan glorias por venir.

Yo creo en este equipo pues su actitud es otra y me hace pensar en los juegos buenos de Comesaña y en algunos juegos brillantes de Umaña… no es una comparación sino benditas y bondadosas figuras alegóricas de  recuerdos que no deseo desbaratarlos en memoria de Junior.

Una asistencia de 15 mil personas que pisó el maquillado Metro que a propósito está quedando de lujo, la silletería es bonita y así el asistente se siente muy cómodo. Buena por esa. El Metro pinta bien.

Las expulsiones fueron tontas para un Tolima debilitado, desconocido.

La idea de grupo se vio entre los tiburones, los gritos de gol que acompañaron a la perla estética de Bacca que le dió entre la izquierda y la derecha, no sé cómo, fue la muestra de un agregado valor de coequipo, de amistad y colaboración y por supuesto de alegría social entre ellos. El estadio como es obvio, los acompañó en el gesto oral que venía del alma: el grito de gol.

Como hincha del buen futbol me siento también agradecido por la belleza de futbol rápido que intencionó el Tiburón, sus movimientos fueron veloces y el Tolima, acostumbrado a las grandes gestas, a veces no lo pudo controlar.

Junior demostró sus competencias quintabanistas dejando atrás modelos vetustos y anticreativos para llegar hacia el rival con peligro.

Esperamos que esta etapa se vea con finura y sorpresas en el debut de la Copa Liberadores este jueves 15 de febrero a las 2 y 30 pm en el Perú.

Creo que Junior y Quintabani se compenetran y nos hacen sentir una esperanza muy grande en el porvenir.

Gracias mi Junior, mi alma está comprometida con tu gesta gloriosa.

Chulespe volverá.
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