Si Dios fuera del Junior, los hinchas alegres de Los Tiburones estaríamos contentos pues nos vendrían regalías divinas,
eternas y siempre buenas. Pero no estamos lejos de ello, el parche de Los Char estuvo pellizcando las glorias y las celestes
contrataciones dionisiacas; por lo menos así me lo han hecho saber muchos hinchas en toda Colombia que tiene el Junior.
Ya con la llegada de Quintabani, un man serio y trabajador, hay una confianza sólida que sólo podría tambalear su proyecto
si se repiten los signos de un pasado como el de Umaña cuando los jugadores, algunos claro, le doblaron las rodillas y con eso la paciencia
y el estante se cayó en todas las sub-entidades del equipo. Sólo así Quintabani, como en una época en el glorisoso Verde de la Montaña Bella,
le ocurrió con uno que otro «ideológo» de pacotilla.
Ahora pues Quintabani ha demostrado su trabajo serio, coordinado y eficiente cuando en la gira por las bellas regiones del Valle del Cauca y
Zona Cafetera lució bien, dicen que muy bien. Y los jugadores se portaron bien también: Vieria, Viáfara (fue expulsado en Bogotá), los «broders» Valencia,
Amaya, Paéz, Almeida y Cia novedosa, agregándole los pelaos que subieron y los «viejos» del plantel.
Los directivos del parche Char, se han portado con open mind, han burlado su mezquindad y se han ensanchado sus posiblidades de inversión humana
y económica, lo que a su vez señala una política de proyección muy postmoderna.
La hinchada está expectante y pocos son los pesimistas. Barranquilla una ciudad bella está cada vez más entregada al panorama futurista del Junior y está
contagiando El Garabato en todas las cosas pues la música, la playa, el sol brillante, la brisa, la arena fina empapa a la Costa en general y a sectores
del país donde Junior hace feliz a la gente futbolera.
Chulespe aparece esta vez con una mentalidad fresca, abierta y deseosa de gritar, de soñar y de asistir a las gradas donde Junior brille, en lo posible claro está.
La gente disfrutará de mis palabras y uds mi gente lectora no duden en escribir y exigirme sus deseos y compusturas chéveres.
El Junior es nuestra vida, nuestro teorema que nos mueve las bases de nuestros imaginarios, espiritualidades, cotidianidades…
por ello es el respeto lo que nos moverá los imanes de la paciencia, de nuestra tolerancia…
Hagámosle una Osteopatía al Junior, para quitarle las piedras musculares a los jugadores, para quitarle los nudos… con pasión y afecto…
para que gane con alegría y con respeto en la cancha… que le dé brillo a Colombia en su Copa Libertadores y en el campoenato colombiano.
Buena lid mi JUnior…
Chulespe volverá.
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