JUNIOR 2, CALDAS 2

Una buena asistencia y mucha gritería apoyadora para un Tiburón que lució unas veces orquestón de brillante melodía y otras desafinado y regalón. Esta -última- palabra/ lección molesta debido a la importancia de los tres puntos que se necesitaban con urgencia pues el convencimiento por un lado, y la exigencia por otro, para este Junior de esta fecha presente era fundamental. Pero muchas otras lecciones se obtienen después de un empate en el Metropolitano.
Un regalón y pensando en pajaritos preñados fue la defensa bacaniando el área y con falta de decisión para marcar.
El Caldas en el segundo tiempo, se amarró los calzones y brindó un esperanza que aún no había ganado, pues sus soldados eran flojos y aburridos y no se merecía un empate hasta ese momento.
Junior le regaló el medio campo que se preocupó más por atacar pero no para tejer un amarre en defensa; y por ahí entró el Once a dañar
al Junior y hasta se montó en el marcador. Esa lección nos dejó en el campo.
Junior adoleció de constancia en su juego pero las escaramuzas se daban, razones le sobraron a Wlado Hernández que se jugó su partidazo,
al igual y, como siempre, el gran Gio; Bacca brilló para lo que sirve -hacer goles-, y Cortés esta vez, le faltaron agujas para coser con
su hilo acostumbrado. Estacio se comportó bien, aunque le falta salir con seguridad. No sabemos qué le ocurre a Ruíz pero lo que sí se sabe
es que Junior encanta pero desencanta pues su ejército aún no ha encontrado, me parece repetido decirlo, y eso es otra lección.
Nos falta ver un juego armonioso que nos destaque aunque sea en un cliché. Aún falta ver a ese Junior con su lenguaje adquirido y
una identidad que a veces, sale a flote y otras nada que ver. ¿Es normal?
El Once es un equipo bueno pero parece que su mayor elogio es que sabe esperar y sabe cómo desesperar al contrario pues Dayro,
con su experiencia explosiva, y tolerante, hizo los daños para que el punto se fuera para Manizales. El fanático del Once -o del buen fútbol-,
debe estar orgulloso de tener este buen delantero en el país.
El árbitro estuvo en general bien. Me parece que esta vez, no influyó en el resultado. Su trabajo fue silencioso y además, creo que justo.

Fueron, en general lecciones que molestan y que nos dejan sordos y que nos remarcan nuestros compromisos. Como hinchas debemos seguir
apoyando a nuestro Papá del Caribe pues de él es que soñamos para hallar la alegría que tantos nos falta y que también nos ha dado en
otras oportunidades como los dos goles de Bacca, que a propósito fueron una calca.

AL FINAL NOS QUEDAMOS CON UN EMPATE SUDADO.
Saludos a Aguilar
Chulespe volverá.