Pariendo hijo macho, decía mamá, cuando
las gestas eran terribles, difíciles y con resultado glorioso. Eso mismo pasó
ayer en el Metro, cuando Junior se enfrentó a un Tolima lleno de ganas de
triunfo. Este Tolima fue difícil porque sus líneas maduras armonizaban con la
seriedad de su planteamiento… este equipo pijao llegó a Barranquilla a plantear
un juego duro y real para con la afición, seguir su línea de juego enjundioso y
hacer el juego limpio.

 

Aunque no faltaron
hinchas de no sé qué equipos, que a tres gradas de la mía, gritaban como
cualquier agente de la CIA, que los del Tolima se dejaban jugar porque había plata
de por medio. Y la tribuna caribe, en vez de saltar en ristre, en vez de armar
el kilombo (no sé si se escriba con k y b, creo que es un argentinismo), que
nos tienen acostumbrados los facinerosos «pagados» por quién sabe qué magnate
de la violencia, los hinchas bacanos y pacíficos -que es lo mismo-, del Junior les
arrojaron bolsas de boli, bolsas de papas fritas vacías y una que otra carajada.
Esos arrojos iban acompañados de silbidos y mamadera de gallo. Terminaron
huyendo con el rabo (sí, eran animales) entre las piernas.

 

Pero el partido
fue muy intenso con un Junior arrollador los primeros 20 de juego y un Tolima
aguantando el embiste de los afilados ofensivos barranquilleros. La entrada del
Piojo por Orozco fue justa y genial porque el equipo ganó en ataque y en toque,
distorsionando en las aguas del Tolima, vacíos peligrosos que terminaban en Castillo
o fuera de la línea final, pero Junior era distinto al que veníamos viendo.

 

Junior fue otro
y en el segundo tiempo, después de traer un gol en contra, se repuso con un
Grisales «emputao» en la cancha que sacó un guayazo fuerte que se le resbaló a Castillo
y el empate sellaba nuestra alegría y una esperanza.

 

Fueron minutos
de angustia y el Junior esta vez fue digno contendor y el Tolima era
consistente y atacó a Junior como lo hace un equipo grande y ordenado, legal y
limpio para jugar el fútbol.

Un hombre menos
cuando Marrugo sale expulsado después de una patada alegórica. Junior entonces
toma la rienda sencilla de un hombre más pero el Tolima no le para bolas a su reducción
nominal y ataca a Junior, y el Tiburón
busca entonces la falta fuera del área porque por medio de llegadas, la defensa
pijao era infranqueable, a pesar de varias llegadas a gol golpeaban en los
palos.

 

Pero el Junior
tiene un príncipe y este resolvió el partido y Junior otra vez, está
soñando con todo… otra vez represaron las brisas a Quilla, otra vez el Metro
con fútbol y de nuevo, los violentos de las gradas se fueron y Barranquilla
entra de nuevo a participar de la fiesta del fútbol, con bajo favoritismo por
su irregularidad, pero al fin y al cabo, la reflexión se hizo y se demostró que
se quiere llegar cunado se tienen ganas y actitud.

Felicitaciones
Junior… estamos felices.

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Chulespe
volverá.

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P.D.: La recla vuelve de nuevo a ser plato
alcanzable. Tiburón comelón, esa es tu posta.

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