JUNIOR 3, REAL 1
… ésa fue el estar frasístico
de boca en boca que se movió durante la semana de eliminatorias -y la siguiente-
con respecto al enfrentamiento regional del resorte Caribe Ñero-Cartacho.
Fue un 3-1 normal
dada las cargas del linaje actual e histórico, aunque de eso no se come, es una
pesa pragmática y por lo tanto «real» contando con que las estrellas del Junior
aleteen sobre las figuras heroicas, tal como sucedió.
La
sobrevivencia de los equipos en el húmedo y caluroso piso del Metro, brindó
emociones breves y fragmentadas, en las que éstas, emergieron como pequeñas
burbujas de un brindis anunciado por los curramberos.
¡Qué
golazo el de Gio!
No
faltaba más. Y los otros goles llegaron con toques tejidos. Un Teo luchador en
el área y un Bacca deslizador entre las rejas de un Real, lento
defensivamente.
Una
pequeña tribuna lanzaba algarabías cada vez que los rojos-blancos-azulados
anunciaban su victoria; rasguños de gol en pies de nuestros delanteros. Versos tiburones
de músculos aguerridos se alzaban por sobre las «murallas» vetustas de una
defensa corroída de artefactos futbolísticos. Una victoria anunciada…
Claro,
en el primer tiempo fueron mezquinos los anuncios de gol; claro, el Real se
acercaba con desaciertos absurdos en los que sus lenguajes no movían del piso
al Berbia -crecido e hinchado de desquite ante su público.
Esta
vez, la gente guardó silencio respetuoso dada su gesta en Medellín cuando la
clasificación a los niveles interesantes de la Copa Postobón. Berbia, sin embargo
se portó bien, inclusive en el gol cartagenero fue sorprendido con un tiro
cruzado.
Antes
y después vinieron los goles de un Junior tiburón, gateando su fútbol
acostumbrado, con una fuente de ingresos ofensivos y de alentados visos
graduados por la tribuna gritona y fiestera. Junior fue siempre más que el
Real.
El
Real empieza bien el campeonato y se queda. Falta inversión hermano, falta
experticia deportiva y dirigencial en la Cartacho de mis amores. Tronco de
ciudad y con equipo medio pelo, mediotablero, medio medio. Buenísimos jugadores
pero sin constancia formativa, se van quedando, se van diluyendo y se dejan
dominar: una política de juego sin batería. ¡Qué tal el Real jugando béisbol!
Imagínese nada más compa… ¡dá seca mona!
Al
final se vio un equipo cuadrado como Junior y con la sed satisfecha de jugar
como lo viene haciendo de bien. Una
victoria anunciada y sin tanto escándalo.
Ganar
a un Santa Fe montado en un expreso ordenado, regulado y emotivo, con un Pérez
(ex – Junior) conectado en la excelsitud, es la consigna del trabajo de la
semana. Mirar de frente a un Rojo León, es el plato de la mesa provocativa que
se le monta a un Tiburón que necesita demostrar el sábado en El Campín, que
está hecho para grandes cosas, como ganarle a Santa Fe.
El miércoles en Copa
Postobón, ante el Quindío, ¿Tiburón con aroma de Café? O ¿Café con aroma salao?
Chulespe
volverá.
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