Tras la exhibición de los dos equipos alemanes todos alaban su fútbol. Pero nadie pide el Balón de Oro para Lewandowski , Thomas Müller o Ribery ¿Por qué?

En una semana todo cambio para todos nosotros. Ahora nos toca aprender alemán. Fue tanta la superioridad del Bayern Munich ante el Barcelona en las dos semifinales de la Champions -más allá de Messi y su merma física- y del Borussia Dortmund sobre el Real Madrid en tres de cuatro juegos, que ya muchos afirman que se viene un nuevo orden en el fútbol mundial en el que mandaran los alemanes.

Ahora parece ser que Alemania es la nueva sorpresa del fútbol mundial cuando su Selección Nacional, para dar un ejemplo, ha jugado 17 de los 19 Mundiales de Fútbol y ha ganado tres de las siete finales que disputo. Gary Lineker afirmaba que el «fútbol era un juego en que jugaban 11 contra 11 y ganaba Alemania«. Sin embargo, pese a su historial, quedó instalado en el imaginario colectivo que los equipos alemanes eran ganadores, disciplinados, con buen estado físico pero con poco talento individual más allá de Lothar Matthäus, Franz Beckenbauer y Uwe Seeller.

Carlos Bilardo afirmó alguna vez que el día que Brasil se organizara tácticamente, sin dejar «el jogo bonito, todos tendrían que jugar por el segundo puesto. Tras 24 años de fracasos, en el lapso de 1994 a 2009 gano dos Mundiales y cuatro Copas América. En los últimos días, César Luis Menotti dijo algo parecido de Alemania: «el día que a su orden táctico le agreguen capacidad técnica, serán imbatibles. Este cambio se lo deben a Klinsmann desde el 2006 y parece no tener retorno«.

Sin embargo, pese al reconocimiento de la superioridad futbolística de los alemanes en Europa, todavía cuesta romper ciertas estructuras. En el mundo no se habla de otra cosa que del fin de ciclo del Barcelona, de la Messidependencia y de la ida de Mourinho del Madrid. De los alemanes se alaba su juego de conjunto, su orden táctico pero pocos alaban los talentos individuales, salvo a Robert Lewandowski por el Dortmund o Arjen Robben, Frank Ribery y Müller por el Bayern.

Siguiendo los comentarios del partido por los principales portales de fútbol del mundo, por twitter, por radio y por televisión, me sorprendió que nadie hablara de la posibilidad de que un jugador del Bayern -haciendo quizá la mejor temporada de su historia- o del Dortmund ganara el Balón de Oro, cuando desde desde enero, se habla de quien lo ganará el año siguiente. Pareciera que estuviera escriturado para que lo ganara Messi, con segundo lugar para Cristiano Ronaldo, dando por hecho que ellos dos son infinitamente superiores a los demás jugadores.

No cabe duda que tanto el argentino cómo el portugués están marcando épocas. El primero ha ganado todo con su club, bate todos los récords, hace 91 goles en una temporada. El portugués, por su lado, ya es considerado por muchos cómo el mejor jugador del Madrid de todos los tiempos -y sólo ganó tres títulos- . Sin embargo, me parece mucho que ya les asignen de antemano a los dos la posibilidad de ganar un Balón de Oro en temporadas en las que sólo ganan Liga o Copa del Rey y pasan desapercibidos en dos semifinales de Champions consecutivas.

Esta supremacía atentó con la posibilidad de una tercería en cuatro años en que Diego Milito define una Champions y es vital para tres campeonatos del Inter (2010), en que Wesley Sneijder gana todo con el Inter y llega a la final con su selección siendo goleador (2010), en las que Didier Drogba gana solito una Champions (2012) y en las que Andrés Iniesta gana lo mismo que Messi más un Mundial (2010).

Esteban Cambiasso, el jugador argentino que más títulos ha ganado en el fútbol (con 23), más que un tal Lionel Messi (21 a la espera de la Liga), afirmó en la revista El Gráfico de diciembre de 2012 que «desde que Diego Milito no estuvo entre los finalistas del 2010, para mí el balón de oro perdió credibilidad. Un tipo que te mete un triplete y que mete goles en todas las finales, merecía estar al menos en los finalistas«. No son pocos los que piensan como él, pero cómo en la Guerra Fría -un mundo de dos-, tienen miedo en decirlo.

Sin Messi y Cristiano Ronaldo, Xavi, Iniesta, Falcao, Forlán, Milito, Drogba, Sneijder y Thomas Müller, entre otros hubieran tenido el reconocimiento que se merecen. Sin embargo, estamos viviendo una era histórica de dos jugadores insuperables cómo fue la de Prost y Senna en el automovilismo. ¿Pero es realmente así? o ¿cómo Estados Unidos en política, la Liga Española es la única verdad y la panacea y no podemos mirar al costado? Me quedo con lo segundo, mientras Alemania esta borracha de cerveza.