No hay uno solo día en el que, por un momento, no piense en aquel partido en el Atanasio Girardot contra Defensor Sporting y esa final en El Monumental contra River, sobre todo los días de fútbol, mucho más ahora que volvemos a un torneo internacional. He repetido esos juegos algunas veces, dos el primero y cinco el segundo (una el día después) para ser más precisos, e innumerables ocasiones he vuelto a ver los goles. Los tengo grabados en la memoria.

¿Por qué hacerlo y no dejar atrás esos malos recuerdos? Fácil. Porque por más cliché que sea, eso de que “de los errores se aprende” es muy cierto y en este caso aplica perfectamente, pues la base del grupo que se quedó en Cuartos de final de la Libertadores y perdió la final de la Copa Sudamericana, es la que va a afrontar un nuevo reto continental.

De la excesiva y mal manejada confianza de ese 8 de mayo de 2014, al terrible miedo escénico de esa maldita noche de diciembre en Buenos Aires hubo seis meses de diferencia. Tan cerca sentimos los dos torneos, el primero por la supuesta facilidad de los rivales que quedaban en contienda y el segundo por ser el último escalón, y tan fácil los perdimos por culpa de errores puntuales. Errores que por lo que les he escuchado a los jugadores quedaron tan bien grabados en su cabeza, como en la mía. Para bien, obviamente.

Me atrevo a decir que este es el Nacional más maduro de los últimos años, aún con la falta del reemplazo de Jéfferson Duque, por  dos razones: Hay proceso y existe un equilibrio entre cuerpo técnico y talento.

En primer lugar, Rueda partió de los conceptos dejados por tres años de trabajo de Juan Carlos Osorio, para fortalecer detalles, agregar y cambiar cosas, y “hacer una mixtura”, como dice él, con su forma e idea de ver el fútbol. ¿El resultado? Seguridad en defensa, variantes en ataque, potencia goleadora, fútbol bien jugado y dos títulos hasta ahora. ¿La deuda? La forma de afrontar algunos partidos de visitante.

Sí, pese a que se han conseguido buenos resultados en plazas ajenas a la nuestra, la cautela en demasía en algunos partidos por fuera del Atanasio ha hecho ver mal a Nacional, básicamente porque es un equipo diseñado para tener la pelota y atacar, no para esperar y ver jugar al rival. Aunque Rueda no lo ve así, basta con ver el desarrollo de los juegos contra DIM y Junior en finales para notar el repliegue del equipo. Cosa que habrá que mejorar, y en lo posible cambiar, pues en la Copa Libertadores son fundamentales los juegos de visita.

Segundo, el equilibro al que hago alusión, parte de una comparación entre los dos últimos cuerpos técnicos que nos dirigieron en un torneo internacional. El plantel de 2012 estaba plagado de jugadores talentosos, los mejores del medio, e ilusionó en gran medida con conseguir la Copa, pero falló la cabeza y todo se salió de control. Todo se esfumó con el pasar de los partidos.

Caso contrario fueron las participaciones internacionales de 2013, 2014 y 2015. Acá el líder se lleva todos los elogios por su sapiencia y su trabajo incansable, pero la elección de algunos de los intérpretes para su propósito no fue la adecuada y faltó ese plus para conseguir el objetivo. Lastimosamente, Osorio priorizó muchas veces la forma atlética por encima de las aptitudes y el talento, y el fútbol, en gran porcentaje, se debe al talento.

Esta vez, y espero no equivocarme, hay una comunión: un excelente cuerpo técnico, con una idea de juego fiel a la esencia de Atlético Nacional, y una plantilla con jugadores talentosos, dignos de la historia de esta institución. Los nombres de Reinaldo Rueda, Bernardo Redín, Carlos Velasco, Franco Armani, ‘Alcatraz’ García, Daniel Bocanegra, Alexis Henríquez, Dávinson Sánchez, Alexánder Mejía, Sebastián Pérez, Macnelly Torres, Alejandro Guerra, Andrés Felipe Ibargüen, Marlos Moreno, Víctor Ibarbo, Luis Carlos Ruíz;  dan pie para soñar.

Además, más allá de los aspectos tácticos y técnicos, está la mentalidad ganadora. “El club lo quiere”, “tenemos con qué”, “el objetivo es claro”, “la hinchada lo merece”, son algunas de las frases que pronuncian directivos, cuerpo técnico y jugadores, dejando claro que la meta ya no es ir a competir sino ir a ganar.

Hoy, en Buenos Aires, comienza de nuevo el camino en busca de la gloria continental y este grupo enfrenta su quinta participación internacional con Atlético Nacional, esta vez con un aire renovado y con un hambre de gloria mayor que otras veces. “Ya lo ganamos todo en Colombia, ahora vamos por ese trofeo internacional”, dijo Franco Armani y esa idea es el punto de partida de todo el equipo que, aprendió de los errores y ahora, se siente capaz de conquistar la Copa Libertadores de América.

 

Próxima fecha:

Huracán vs. Atlético Nacional
Martes 23 de febrero
Estadio Tomás Adolfo Ducó (Buenos Aires)
7:45 pm (hora colombiana), con transmisión de Fox Sports.

Gracias por leer y vuelvan pronto.

@andresviveros07