Desde antes de finalizar el semestre pasado se sabía que Óscar Murillo había sido vendido al fútbol mexicano y que Yimmi Chará, la figura de Atlético Nacional en el campeonato, había sido pedido de vuelta por el club dueño de sus derechos deportivos, Monterrey, y que iba a ser muy difícil retenerlo al menos seis meses más. Pese a eso y debido a todo el aporte de Chará al equipo, la dirigencia hizo todo el esfuerzo posible por alargar el préstamo, volviéndolo prioridad en el período de fichajes y dejando a un lado otras negociaciones, cosa que preocupó a gran parte de la hinchada verdolaga.

Y es que ante la inminencia del reto llamado Copa Libertadores 2016 y la prácticamente imposible continuidad de Yimmi, el paso del tiempo empezaba a desanimar a los hinchas que veían preocupados cómo se iba un jugador clave y no aparecían ni siquiera rumores de su reemplazo, porque si algo atípico tuvo esta temporada de refuerzos fue que se manejó un hermetismo nunca antes visto y no apareció la cantidad de nombres de otros semestres que sonaban de todas partes.

Eso sí, muchos cayeron en la exageración y en el error de comparar la situación de Nacional con la de otros clubes que tuvieron que traer jugadores del exilio a quemar sus últimos cartuchos en el fútbol o de armar una plantilla nueva, olvidándose que ellos se quedaron con las manos vacías mientras que el verde fue el mejor del año, sostuvo la base campeona y solo tenía que hacerle pequeños retoques a su nómina. Y empezaron las críticas desmedidas y sin fundamento.

A la falta de incorporaciones en ese momento, se sumó la salida de algunos jugadores, además de Yimmi Chará y Óscar Murillo, las bajas más sensibles, los demás: Cristian Vargas, Camilo Vargas, Miller Mosquera, Juan David Valencia y Jairo Palomino. Un total de siete jugadores dejaron el equipo.

Para suplir estas bajas, el profe Reinaldo Rueda empezó por repatriar a jugadores de la cantera que se foguearon por años en otros equipos, así llegaron Cristian Bonilla, Felipe Aguilar, Juan Pablo Nieto, Arley Rodríguez y David Castañeda; juveniles con experiencia que vienen a dar una mano y a fortalecer el proyecto del cuerpo técnico que gusta de trabajar con las divisiones menores.

Acto seguido se concretó la llegada del joven lateral izquierdo Daniel Londoño, proveniente de Envigado y con gran proyección, y se logró dar luz verde a la difícil, como siempre con su dueño, negociación con Deportes Tolima por un prospecto de crack: Andrés Felipe Ibargüen, figurón de la Liga anterior y con todo el talento para brillar en Atlético Nacional. Un aire de tranquilidad se respiró por parte de la hinchada más grande del país.

Para terminar, como si no hubiera sido suficiente con el fichaje estrella de Ibargüen, Nacional rompió el mercado y trajo a su casa a Víctor Ibarbo, que no tuvo oportunidad en Inglaterra después de su lesión, para que aporte todo su fútbol y retome su nivel. El mejor refuerzo del semestre y de mucho tiempo.

Queda claro entonces, que cuando tienes una nómina base que acaba de salir campeona, que tiene a Franco Armani, Daniel Bocanegra, Gilberto García, Alexis Henríquez, Alexánder Mejía, Sebastián Pérez, Macnelly Torres, Alejandro Guerra, Marlos Moreno y Jéfferson Duque; no hay que salir a contratar cantidad sino calidad, no hay que apresurarse a fichar por fichar sino hacer estudio de las necesidades y los puestos donde se debe reforzar. Eso hizo Nacional, se reforzó como un campeón y quiere pelear la Copa Libertadores 2016.