No hay derecho. A los jugadores (?) del Cali debería darles pena lo que hicieron en Bogotá. No les importó que un grupo de jóvenes viajara más de 10 horas en bus para alentarlos, porque a pesar de que les habían empacado cuatro, alentaron hasta el final. FRV, Legión Bogotá, las personas que en oriental u occidental del Campín lucían orgullosos la verde salieron sorprendidos y más que aburridos. La eliminación ya era un hecho, pero todos creímos que eso que llaman honor u orgullo aún atormentaba a los jugadores del otrora glorioso Deportivo Cali, que hoy, y lo digo casi con lágrimas, no es nada. El Cheché muy deportivamente(la única vez que hizo algo en forma deportiva a pesar de que esta palabra sea para hablar del descaro con que lo hizo) hablaba casi riéndose en radio de que se iba a dedicar a las asesorías para clientes o empresas de ahora en adelante. Después del papelón y la goleada a manos de Santa Fe nadie dio la cara, ni jugadores, directivos, cuerpo técnico, nadie, todos ya con el silencio aceptaron el fracaso y no fueron capaces de reconocerlo en público.  A los jugadores los mandaron a vacaciones y los citaron el 9 de diciembre en Pance para que la nueva junta disponga qué hacer con ellos. Este Cali terminó en la nada.

Me motiva escuchar el deseo de Johan Fano de llegar al Cali (cuota de Misión Verdiblanca). Ese señor sí es un goleador, de esos capaces de coger un equipo de regular a malo como lo era el Once Caldas y darle un título. Un hombre que le hace goles al equipo que sea, tanto en su club como en la Selección Perú, donde batallaba solo. Salen todos los extranjeros, Herrón, Blázquez, Mariño, que poco o nada aportaron (bueno, sería injusto con Blázquez porque tuvo una buena figuración en el primer semestre pero los horrores del cuerpo técnico lo marginaron por lesión en la segunda mitad del año). También salen Calle, Herrera, Riascos, Álvarez y Valencia. En ese grupo está Andrés Pérez a quien se le vence el contrato pero de los 11 que jugaron, junto con Michael Ortega, son los únicos que merecen continuar en el equipo, los demás, fuera.

Ahora bien, nos jugamos el futuro del Cali en los próximos años con las elecciones de la junta directiva, por lo que en las próximas entregas y mientras otros juegan cuadrangulares y nosotros los vemos por la tele, voy a presentar a los candidatos tratando de no opinar mucho para que cada uno juzgue como quiera. No puedo negar que le creo al señor Humberto Arias porque sabe de fútbol, terminaría como fuera el estadio y siente al Cali más que nadie, de hecho miren los números de las campañas de los equipos que conformaba ‘Don Humberto’ eran impresionantes. Nos tenía tan mal acostumbrados que así fuéramos primeros en reclasificación con más de 100 puntos, por no campeonar a pesar de que hasta ‘rayos y centellas’ se atravesaron en nuestro camino, literalmente, poníamos el grito en el cielo, y hoy celebraríamos una clasificación a cuadrangulares o a Sudamericana de carambola como un gran éxito.

Por ahora, a seguir queriendo al Cali pero a buscar cómo sacarlo del hueco.