Tenemos, después de mucho tiempo, un equipo que nos pone a vibrar, a soñar y a reír. Ni siquiera el Cali del 2005 que nos dio el último título azucarero jugaba como lo está haciendo este Cali. En ese entonces Pedro Sarmiento logró una importante racha con su particular estilo, meter un gol y colgarse todos de los palos a defenderse. Ya llevamos 5 fechas consecutivas ganando y parece que podemos extender esta senda ganadora.
La victoria más que contundente frente al alicaído Bucaramanga es muy importante. De nuevo arrasamos (ganamos sin complicaciones 3-0), se demostró que tenemos DOS goleadores en racha (Montero completó 12 con otro gol de antología como los que suele hacer, y el ‘Checho’ Herrera, quien se destapó en Manizales, alcanzó su 6 gol), cuando carecíamos de anotaciones en el semestre pasado en el equipo de Carreño.
El técnico Martínez conoce muy bien a todas sus piezas y les está sacando el máximo provecho. No en vano, Danny Aguilar, fruto de las divisiones menores que manejaba Martínez antes de asumir como técnico en propiedad de la profesional, es ahora un bastión fundamental de esta campaña, y marcó ayer un GOLAZO.
En la reclasificación nos pusimos ahí, a un partido del primero cuando todo esto parecía ser más que una ilusión dos meses atrás. El grupo se ve sólido, tiene confianza en sí mismo.
Lo que se viene es duro, pero confío que de seguir así, podemos empezar a ver el número nueve muy cerca, bastante cerca.
Yo sé que no es el momento de triunfalismos, ni de sentirnos campeones desde ya, pero tengo un gran presentimiento de que este equipo está para darnos una alegría enorme, gigante, y creo que la canción que más se va a escuchar este diciembre en la feria va a ser de nuevo el Pachito Eché, ¡ojalá!
En este momento, los pIkaros deben estar retorciéndose de la envidia y del dolor al ver a su papá despertar para de nuevo recuperar ese lugar que nunca debió dejar, el de un grande a temer.
TE QUIERO CALI, SOS GRANDE