El partido del sábado fue lamentable, triste, desastroso. La
defensa del equipo no funcionó, dio ventajas imperdonables que el rival nos
cobró por ventanilla y nos dejó en la cuerda floja. Hace mucho escribí sobre el
reto que iba a significar dirigir este equipo a Martínez, más aún teniendo en
cuenta las limitaciones en la nómina y la poca experiencia del timonel
vallecaucano, y eso que escribía meses atrás parece hoy demostrarse con los
resultados tan pobres que estamos consiguiendo.

Tenemos la peor defensa del torneo con 15 goles encajados, de 9 encuentros
hemos ganado 3, empatado 1 y perdido 5, cifras que nos dejan con un saldo en
rojo. Aunque tenemos a uno de los artilleros del campeonato, Montero, lo de
Sergio Herrera es cada día más preocupante, el sábado demostró una vez más su
inoperancia y su falta de movilidad y gol. EL técnico luce desesperado,
desorientado y sin ideas. La reacción que tuvo durante el partido contra varios
hinchas en occidental primer piso fue desastrosa. Hay que tener claro que quien
esté allá abajo debe guardar la compostura y no arremeter contra ningún hincha
por más que este madree o insulte, eso teniendo en cuenta que los resultados no
dan para más.

Ayer la junta directiva decidió ratificar al técnico porque consideró inconveniente
sacarlo a mitad de camino. Aunque no siempre la solución es sacar al técnico,
deberían pensar en Martínez, su pasado verde y reintegrarlo a las inferiores
antes que seguirlo quemando con el equipo profesional, que al parecer no va a
mejorar mucho y su entrada a los cuadrangulares es una incógnita y algo que día
a día se ve más lejos.

Se necesita también un equipo bien armado y competitivo. Escuché un comentario
muy sensato de un hincha en el estadio quien se quejaba de traer tres o cuatro
refuerzos que no juegan y deben salir indemnizados cada torneo en vez de
invertir este dinero en un jugador líder y de categoría que sea capaz de sacar
adelante este barco llamado Deportivo Cali.

Queda esta semana el partido contra Chicó que será televisado el jueves, aunque
confieso que no provoca siquiera ir al Estadio, aunque el masoquismo a veces es
mayor y terminaré en las tribunas del Pascual viendo un juego más de este Cali

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