Juan Moreno en el arco; Román, Llinás, Paz y Bertel en la defensa; García, Stiven y Kliver en la primera línea de volantes; Emerson, Guerra y Salazar como volantes ofensivos y Diego Abadía en ataque. Dio gusto ver a Millonarios terminar el año con tantos jugadores de la cantera defendiendo un invicto de 17 partidos sin perder por Liga y sudando hasta el último segundo para luchar por un cupo a Sudamericana que no se dio, como casi todo en este año, por los penales.

La máxima victoria moral que nos dejó 2020 (porque no hay más) es esta: la de saber que una base de jugadores formados desde hace varios años en las divisiones menores es ahora una realidad. Jugadores que no solo tienen talento, sino que también están llenos de ganas de defender con orgullo el escudo y se hacen matar cada vez que tienen la oportunidad.

Sin embargo, debemos ser claros y no vender humo. Ni Gamero ni la directiva azul esperaba este proceso por accidente. Salvo Paz (titular recurrente por la lesión de Ospina en Lima), ninguno de estos jugadores era titular cuando comenzó el año y solo Román y Bertel iban al banco ocasionalmente.

Fue ahí cuando empezaron a darse todos esos hechos desafortunados que terminaron dándole al DT y a la alta gerencia un resultado positivo inesperado de manera accidental, lo que se conoce como «serendipia». Así es, amigo lector, el «proceso» de Millonarios 2020 es una serendipia: un hallazgo inesperado en un momento afortunado. Porque en Millonarios, cuando comenzó este 2020, no se pensaba pelear la Liga con tantos canteranos como terminó el año:

Bertel le fue ganando el puesto a Banguero, después Román se lo empezó a ganar a Perlaza. Stiven Vega apareció en escena porque Duque era amarilla fija y Carrillo se lesionó. Después llegó la pandemia, y con ella se tuvieron que ir Ortiz y Hansel. Cuando volvió el fútbol, en septiembre, se lesionaron Pereira y Macka, lo que abrió el espacio para Klíver, García y Emerson.

La pandemia también hizo que se marcharan los dos arqueros, Wuilker y Martínez, pero Gamero no confió inicialmente en Juanito. En cambio, permitió que llegaran dos porteros de sangre verde y los puso por encima. Solo cuando los números ya no ilusionaban fue que el DT le dio la oportunidad a Moreno, se ganó el puesto con honores y ojalá no lo suelte nunca más.

Los casos de Llinás, Guerra y Abadía también se dieron por accidentes que resultaron ser una fortuna: Matías y Vargas ausentes, Ayron y su paso al fútbol mexicano antes del fin de la liguilla y la lesión de Ricardo Márquez, sumado a las ausencias por Covid de Arango y Montoya, permitieron que pudiéramos ver el talento de los tres jugadores en la cancha.

Tanta era la desconfianza en los canteranos por parte de los que mandan en Millonarios, que por eso a todos hubo que hacerles extensión de contrato hace unas semanas porque solo los tenían contemplados hasta diciembre a la mayoría.

Así, sin querer queriendo, Millonarios ya empezó un proceso que tal vez no estaba buscando en el corto plazo, pero que se vino a dar por accidentes que terminaron beneficiando al club. Creo completamente en Alberto Gamero y en su proceso para llevar a estos jóvenes canteranos a ganar muchas cosas con nuestra armadura sagrada y espero, de todo corazón, que desde la parte administrativa no tiren al lastre este proceso que ya se consolidó, así haya sido un proceso por accidente.

!Feliz 2021 para todos!

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