Ellas tuvieron que jugar un torneo raro, organizado a las patadas y sobre la marcha. Tuvieron que aguantarse que, por culpa de la pandemia, no alcanzaron a firmar sus contratos y quedaron obligadas a estar varios meses sin salario, esperando que pudiera darse una oportunidad para firmar y jugar.
Ellas tuvieron que prepararse en tiempo récord y tuvieron que superar las lesiones, al Covid y al papeleo para poder trabajar de varias de sus integrantes. Aún así, salieron a la cancha en 12 ocasiones, con una camiseta azul pegada a la piel y al alma, a dejarlo todo, a hacernos sentir a nosotros los hinchas ese sentimiento lindo de saber que ser de Millonarios es lo más hermoso que te puede pasar en esta vida, ganando, empatando o perdiendo.
Ellas tuvieron que aguantarse jugar partidos en horarios de poca audiencia, en horario laboral de día laboral casi siempre. En ocasiones, transmitidos por un link de internet y hasta sin señal, como esa tarde de Chía contra Fortaleza. A ellas les tocó jugar, ganar y perder sin que los grandes medios hicieran mucha difusión del tema. Porque el apoyo que se le dice brindar al fútbol femenino en este país se queda en eso, en palabras vanas. Desde Dimayor, pasando por el canal licenciatario y hasta los grandes medios. A ellas les tocó jugar varios lunes por la tarde y corrieron cada pelota, no importaba si la tribuna estaba vacía y no había señal de TV.
Ellas no eran las favoritas, pero su pundonor las hizo llegar muy lejos. Había un ángel en el arco, había ímpetu en la defensa, había personalidad en el medio campo y había talento en el frente de ataque. Con el paso de los partidos, los nombres de Las Embajadoras empezaron a entrar en la retina y la memoria del hincha, hasta que la formación se supo de memoria, como las de los grandes equipos campeones con nuestro escudo: Karen; Aroca, Camacho, Pera y Viviana; Sharon y María, Liss y Lina; Tati y Sara. Lo mismo el banco: Paula, Viviana, Sarmiento, Ángel, Camila, Angie, Manuela y Danygol. Nos faltó una liga decente y más larga para disfrutarlas más en la cancha.
Ellas debutaron goleando y se despidieron con el orgullo en alto, superando en juego a las actuales campeonas, que apelaron a tirarse al piso y quemar tiempo porque con el fútbol no les alcanzaba. Se quedaron a un paso de la final otra vez, pero volvieron a dejar en alto el nombre de Millonarios.
Ellas son Las Embajadoras 2021, que de la mano del profe Carlos «Papú» Gómez y sus asistentes con orgullo representaron el escudo más lindo del mundo y no llegaron a la final, justamente, porque esto es Millonarios y aquí no se practica el anti-fútbol. Ya vendrá nuestra oportunidad.
PD: Abrazo fraterno para Lina Arciniégas y Lina Martínez. Pronta recuperación.
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