“Antes en Independiente los jugadores eran fuertes, con personalidad, no iban a la peluquería antes de jugar.” Ricardo Enrique Bochini – Ex jugador Argentino e ídolo de Independiente de Avellaneda
Estadio Hernán Ramírez Villegas a reventar, expectativas a mil para el partido tras las dos victorias conseguidas en el Pascual, caravanas de vehículos sin fin entrando a Pereira con camisetas Rojas engalanando la carretera, invasión escarlata a la tierra Matecaña que hace 11 años no nos deja salir victoriosa, un ambientazo de los que raramente se ven en la B, y muchas otras se extraña en la A, en fin, todo estaba listo para el encuentro que significaría la prueba de fuego para América, el compromiso que sería clave para saber de qué está hecho en el Torneo Águila 2016, y por qué no, reavivar de a poco la llama del idilio con la hinchada.
Pero más demoró el sonar del pito, que el desencanto que empezó a reinar entre la afición Escarlata. Dairín y Viáfara caían en imprecisiones que no se les ha visto ni una, ni dos, ni tres veces, sino en otras muchas ocasiones. Los dos eran dominados a placer por un “pela’o” que ni siquiera conoce aún la cédula de ciudadanía. Juan Camilo Hernández, un muchachito de 16 años, se paseaba orondo por la banda izquierda Americana, conduciendo de forma demencial la pelota, embobando a sus dos toscos marcadores, eludiendo marcas, y poniéndole ritmo al juego del Deportivo Pereira.
Y al ver ese ritmo profundo, constante y peligroso del cuadro dirigido por el ex seleccionado argentino Nestor Craviotto, América se acuarteló a defender el 0 en su arco, y qué tristeza decirlo, pero con ese planteamiento cobarde, sumiso y austero, América se vio tan chico, vulnerable e impotente como los últimos 5 Años. El Rojo se vio chico, se hizo sentir visitante, cayó en el miedo a arriesgar, y los errores no se hicieron esperar.
Con el partido trabado por pasajes, un árbitro con poco criterio para darle orden al juego, y los ánimos ya arriba entre algunos jugadores – como el caso de Battiste y “El Tecla” Farías- esperar la expulsión de alguno de los 22 protagonistas era solo cuestión de tiempo. Y finalmente sucedió, la premonición estaba cumplida, Amilkar Henríquez, quien era uno de los volantes de contención que tenía América para intentar tapar los boquetes de las bandas por donde se filtraba la pelota, terminó afuera del terreno, y el libreto rácano de América cayó al piso, se desbarató, y 8 minutos después, con los costados de nuevo como autopistas para que los jóvenes Pereiranos dieran rienda suelta a su talento, John Montaño se llevó por delante al errático Cristian Subero, levantó la cabeza, y a espalda del descuadernado Dairin, Rafael Navarro la mandó a guardar para el 1 a 0a favor del Pereira. Un gol que a la postre fue el único del partido, y que en honor a la verdad, el equipo del Eje lo mereció mucho más.
Y así terminó el partido, con 11 puntos por debajo del rival de turno en la tabla, sin ideas, sin fútbol, sin alma, con por lo menos unos meses más de maldición de no poder sacar tres puntos del reducto de la “Querendona”, con el mismo “sirirí” de excusas que ya no se sabe si creer, reírse de ellas, o simplemente obviarlas. Ayer el equipo del profesor Suarez no dio la talla, no supo qué hacer ante un posible rival por la pelea del hipotético Ascenso, y lo peor, se vio tan chico y vulnerable, que muchas veces no está de más preguntarse ¿Qué te hicieron, América?
Cualquier sugerencia, queja, o lo que quieran manifestarme, pueden hacerla a través de mi cuenta de Twitter @ElTurcoPuertas, un abrazo a todos, y nos leemos en una próxima oportunidad en este “Rincón del Turco”, que estén muy bien.