“No hay mejor manera de respetar al rival que meterle el máximo número de goles que puedas» – Manolo Preciado, Entrenador Español (Q.EP.D)

Resulta extraño ver al América sin la misma energía y expectativa de otras épocas, es hasta doloroso saber que el sentimiento, si bien sigue en el corazón, ha mermado su intensidad tras cada golpe recibido en éstos últimos 5 años, pero con cara herida abierta, el dolor se manifiesta de forma más grande.

Así, tras el golpazo sufrido en Techo ante Bogotá, y sin tanta euforia del hincha, el Rojo tenía que enfrentar ante “Atlético F.C” –Entre comillas, porque vaya uno a saber si en 6 meses volverá a cambiar de nombre para seguir siendo miembro de la “Cofradía” de Dimayor-. El colero del torneo, el equipo que entró a la competencia 4 fechas después que el resto de conjuntos, y que desde que inició su participación no ha sabido sacar siquiera un punto, el cuadro que solo ha podido marcar un Gol en cuatro partidos, era el rival que los dirigidos por David Suarez en la línea técnica, debían enfrentar en otra noche más de lunes en la B.

Pero el partido tenía un toque con algo de morbo, el hombre que defendería la portería del rival, sería el mismo que aquel fatídico 17 de diciembre de 2011, cobró el penal que le significó al América su “pasaporte” a la segunda división, Carlos Chávez, el mismo que le rompió el arco a Diego Restrepo y dejó al Pascual en un silencio sepulcral, era el encargado de defender la valla del nuevo equipo de Cali.

El partido empezó con un América avasallante, con ganas de llevarse por delante a su contendor, como debía ser. Con el pasar de los minutos, y el 3 a 0 a favor en menos de 30 minutos, recordé aquella definición que mi amigo Jorge Puerto le dio a esta clase de rivales sin oficio y sin mucho por brindarle al espectáculo, “las burras mansas”.

Y a la “burra mansa” había que ganarle así, siendo superior, mostrando chispazos de fútbol como los que mostró David Ferreira, siendo eficaz ante un adversario que permitió que América jugara sin presiones; 4 a 0 como marcador final, y un resultado que si bien en su trámite no fue descollante, sí puede resultarle beneficioso a un plantel ávido de buenos resultados y confianza para afrontar con más tranquilidad este largo y hasta tortuoso campeonato de 32 fechas.

No es un resultado para sacar el carro de bomberos, tampoco para decir que América tiene un pie y el juanete del otro, pero por lo menos sirve para calmar las aguas, después de una semana turbulenta, llena de comentarios, reproches y culpas. Es un pequeño respiro, una bocanada de aire ante tanto ahogo por la seguidilla de malos resultados, y sobre todo, se espera que sea el comienzo de un andar en el que el equipo le devuelva al aficionado la ilusión y las ganas de acompañarle, como siempre, como solo la hinchada del América lo sabe hacer.

Cualquier sugerencia, queja, o lo que quieran manifestarme, pueden hacerla a través de mi cuenta de Twitter @ElTurcoPuertas, un abrazo a todos, y nos leemos en una próxima oportunidad en este “Rincón del Turco”, que estén muy bien.