Nocaut. Un puñetazo a la barbilla en
el round final. Ese gol de Mosquera fue el navajazo definitivo: el fatalismo
del elenco cardenal estaba de regreso
. Ese destino que lo vincula con la
desgracia del si poder y al final no ser. Del vencer a todos y en la última
renunciar a la gloria. Del coronar el Everest y no tener la bandera para
rubricarlo
. Por eso su asociación con el caudillo Gaitán (que flamea en las
tribunas); por eso su nombre alude a la agónica esperanza de los desahuciados:
la fe.

La postal del Campín, al término del
juego, sólo resiste ser comparada con tragedias de la familia del ‘Maracanazo’:
la gradería se tiñó de sangre y esa herida manaba de los casi 35.000 hinchas que, representando al pueblo del león, masticaron el conocido sabor de la derrota. Y la sintieron con un eco que -como
un búmeran- vino de Asunción y luego regresó de Medellín. Dos «será en la
próxima», que en una semana, actualizaron el estado de Facebook del Santa Fe:
casi ganador.

Eso es algo que siempre me ha
intrigado de este club: su pasión por perder. A veces con clase, como contra
Olimpia en Bogotá y otras veces sin casta como ante Nacional. El elenco cardenal
elige la derrota si le toca escoger y sólo gana de vez en cuando, como para
recordar que fue el primer campeón del país
y para no perder su puesto en la mesa
de los grandes de Colombia.

En eso me recuerda al Botafogo en
Brasil, por el que todos hacen fuerza si el propio equipo está por fuera. Me lo
decía Víctor, un carioca seguidor del Flamengo: «en caso de que no gané el mío,
que lo haga el Fogão para que así, al otro día, nadie te enrostre nada»
. Esa
es la razón para que, en la reciente finalísima, tantos y tantos fieles de
otras divisas se hayan alineado con el santafecito lindo. Como se ve, hasta en
el apodo se delata su simpatía.

Bueno, también es que el verde paisa
cuenta con tantos amores como odios. Así como le aman cientos de miles; cientos
de miles le odian
. Y esas cifras se explican por la seguidilla de títulos de
los últimos veinte años: siempre se quiere seguir al que gana; quizá porque eso
también nos hace sentir la miel del triunfo en los labios.

«Ser hincha de Nacional es
lo más fácil del mundo», me dice mi amigo Alejandro, «¡meritorio es ser del
Santa Fe!». Tiene razón; así su apunte sea parcializado: los 37 años sin
estrella y el hecho de que la afición se incrementara año tras año
, sin que un porcentaje
de su población haya sabido nunca lo que es levantar una copa, son argumentos contundentes.

Antes de que Maturana dijera su
«perder es ganar un poco», Santa Fe ya venía perdiendo como un principio
institucional: mi papá -santafereño por ADN- me decía que el cántico que más
les salía a ellos era «así ganes te seguiremos queriendo»
, todo un homenaje al
libro de la Eneida (de Virgilio) que relata el viaje de los perdedores de
Troya. El de los ganadores sería la Ilíada. Lo que le da la razón a ‘Pacho’ es
que a la postre los derrotados -según el mito- fundarían un imperio, el romano, incluso sobre
sus antiguos dominadores (los griegos).

De Homero a Omar Pérez, el contraste
de victoriosos y derrotados constituye el drama de la humanidad
de la que el
fútbol no escapa. Lo que me llama la atención es que esta sociedad rechaza y subestima
la derrota.

«La victoria es chata, además de
aburrida»
, me dice Simoni, una querida profesora de antropología, «en cambio
-remata- la derrota produce las verdaderas alianzas y tiene un magnifico poder
creador»
. Le creo: ella es hincha del Flamengo, un equipo de Rio de Janeiro que
pierde y pierde, pero tiene la «torcida» más grande del mundo.   

Y viene la pregunta afilada: quién se
debe sentir más orgulloso ¿el de la victoria esperada por sus grandes recursos
o el que mucho hizo con poco?
Como se aprecia, todo es cuestión de enfoque.

   

   
   

quitiman

Delantero frustrado que sólo resultó goleador jugando con los niños pequeños de la cuadra. Lector de sección de deportes de los periódicos y oyente de radio futbolera. Coleccionista de cuentos que tengan como protagonistas a la pelota y a quienes luchan por conquistarla. Llanero de cuna, pero feligrés del equipo rojo de Cali. Radicado en Brasil dónde vive una segunda luna de miel con el balompié: el matrimonio con el Flamengo (“O mais querido do Brasil”). Sociólogo por necesidad y Magister en antropología por vocación. Actualmente estudiando un doctorado en Rio de Janeiro; argumento que es pretexto para devorar fútbol por montones y estar en la fiesta de la Copa Mundo de Brasil 2014. Puedes seguirme en @quitiman

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  • Muy interesante el articulo, pero ganar es ganar y perder es perder con recursos de sobra o sin ellos, Nacional un equipo ganador su hinchada no se conforma, pero no es el único en Colombia, el América moribundo que no tenia con que pagar nomina también gano antes de descender, el Medellin también a ganado con poco. Usted mismo lo dice, la mentalidad hace los campeones y Santafe tiene una de las mejores nominas del país para decir que es poco, de todas formas creo que Santafe seguirá ganado títulos, si no vuelve a sufrir de esa manía que tiene los periodistas de la capital de inflar todo, ya millonarios lo sufrió.

  • a veces esa filosofía de la miseria, el pobretearse, el apocarse ante los otros hace que no se consigan grandes logros. Nadie se debe sentir más o menos que otro y Santa fé no tenía por que sentirse menos, ya que tenía una nómina para ganar. Le faltó personalidad, seriedad y jerarquía. Manejaron muchas cosas mal al final como la venta de Medina, por ejemplo. Eso distrajo al jugador; el sentirse ganadores y sobradores.

  • FUERA PASTRANA DE SANTA FE POR ANTEPONER SU VORACIDAD POR EL DINERO A LOS SENTIMIENTOS DE LOS HINCHAS FUERA PASTRANA TENIA QUE SER DE ESE APELLIDO TRAGICO PARA LOS COLOMBIANOS... HINCHAS NO COMPREN ABONOS, NO COMPREMOS BOLETAS NI NADA DE SANTA FE HASTA QUE EL MERCACHIFLE SALGA DEL EQUIPO JUNTO CON PEREZ VALDES Y DEMAS MERCENARIOS

  • Columna relativamente bien escrita en lo formal, discrepo mucho en lo contenidistico, sobre todo porque si algo tuvo Santa Fe, este semetre fue una actitud que lo alejó de esa constante de equipo sufrido, Santa fe jugo y ganó fácil, se paseó sin mayores apermios por la mayoría de plazas del país; fue, de lejos, el mejor y más regular equipo del campeonato, tanto que de ser éste un sistema serio y largo, como en mi concepto debería ser, no tenga dudas en que hubiera sido el campeón. Nacional por el contrario, era en el campo de juego fiel reflejo de lo que es el señor Osorio, un equipo intermitente, improvisado y sin ideas, pero que sin embargo ganó bien. Nacional sufrió esta estrella, despegó en el momento indicado y obtuvo su redito importante...

  • Me parece muy buena su apreciación respecto a la hinchada cardenal. Solo difiero en dos aspectos; 1. El gran favorito de la final no era Nacional, era Santa Fe justamente por su desempeño a lo largo del semestre, no solo los hinchas de otros equipos lo respaldaron, sino que la prensa lo dio campeón antes de jugar, de pronto por eso el equipo perdio la humildad. 2. Ser hincha de Nacional no es color de rosa justamente por el odio que guardan las demás hinchadas, no se puede tener seguridad al ser hincha de Nacional, estamos expuestos a la intolerancia de los demás y se termina en actos de violencia de lado y lado que ningún bien le hacen a nuestro fútbol.

  • Diego6685, no creo que Santa Fe como equipo haya perdido la humildad. Al revés, recibió todo el palo que le pudieron dar hinchas de otros equipos (cuando decían que nunca le ganaron a un rival grande, etc), o los periodistas que decían lo mismo, o que era un equipito mediocre que no jugaba a nada. Creo que simplemente perdieron (de muy mala manera), el único partido que no se podía perder en el campeonato: el del título. Falló la "jerarquía", la madurez, lo calzones para saber que ante retos serios hay que ser serios. Eso debe mejorarlo el equipo si quiere por fin formar parte del grupo de los de arriba. Quiero y pensar y pienso que hay con qué. Hay que meterle convicción.

  • Amigos: Al no reconocer que el equipo estaba reventado y lo otro lo de Wilmer, fueron dos papayazos que simplemente se le pusieron a Nacional y los aprovechó. Obviamente este Nacional no es nada del otro mundo... lo que pasa es que a papaya puesta......

  • Ojo para tener en cuenta: En el medio campo está el muchacho Didier Moreno, selección Colombia y que está madurito para que de una vez por todas reemplace a Bedoya. Wilson pilas dele de una vez la oportunidad al muchacho que es realmente bueno

  • Disq ser hincha de nacional es lo más fácil,,... está bien,. somos el equipo más ganador, luego eso hace las cosas más fáciles,.,. pero como dice diego6685,. tanto odio de mucha gente hacia ese equipo y sus seguidores,...tanta gente q no entiende que es solo un deporte,... y tanta criticadera por ser el equipo con mayor presupuesto del pais,.,..-- y entonces,. según este redactor.., ser hincha de nacional no tiene mérito,.. es algo simplista,.. pero la gran mayoría de veces,. no es algo q uno elige,., no es que uno se sienta a pensar qué equipo gana mas,. a ver de cual me vuelvo hincha,.,., eso no es así,.., todos sabemos que es algo que se puede heredar,., que uno se enamora de un equipo y punto,. es para toda la vida,. en las buenas y en las malas,., así pierda 20 años seguidos,.., uno empieza a sentir la pasión por un equipo,. y lo sigue hasta el final,..

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